El valenciano José Luis Ábalos. EFE/Alejandro García/Archivo El valenciano José Luis Ábalos revalida la confianza de Pedro Sánchez
como ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana en recompensa a
la negociación que asumió en primera persona para recabar apoyos a la
investidura y que le han permitido de nuevo exhibir sus habilidades
políticas, que en el PSOE le han valido el apelativo de "fontanero".
Ábalos
compartirá la cartera, ya no se llamará Fomento, con la secretaría de
Organización del PSOE, igual que hizo en los últimos 18 meses, en una
legislatura donde las infraestructuras prometidas a regionalistas y
nacionalistas a cambio de su apoyo a la investidura colocarán a este
Ministerio en el punto de mira.
El Ministerio de Transporte,
Movilidad y Agenda Urbana es la recompensa de Sánchez a la lealtad
incontestable de Ábalos en momentos críticos.
Ábalos tendrá que
afrontar, desde la trastienda del partido y desde el Consejo de
Ministros, una legislatura compleja en la que el Congreso contará con
casi una veintena de partidos y plataformas, el más plural y fragmentado
de su historia.
En esta nueva legislatura, Ábalos deberá lidiar
con la subida del precio de los alquileres y con el conflicto entre los
taxistas y los VTC; y avanzar en el proceso de liberalización del sector
ferroviario.
Además, deberá definir el modelo de financiación
de las carreteras, en especial de las vías de gran capacidad, y fijar la
cantidad que se abonará a los acreedores de las autopistas quebradas
que fueron rescatadas por el Estado.
Estos últimos 18 meses,
Ábalos ya ha tenido que compaginar su labor en el Ministerio con la
hiperactividad de un partido enfrentado a dos elecciones generales,
otras autonómicas, locales y europeas.
En estas convocatorias, el
ministro en funciones asumía la responsabilidad de coordinar el Comité
Electoral, encargado de diseñar la estrategia del PSOE en las
precampañas y campañas respectivas.
Además, Ábalos ha destacado este tiempo como buen negociador.
Ábalos
se ganó la confianza de Sánchez en la moción de censura contra Mariano
Rajoy de la que fue uno de sus artífices, y defendió desde el atril del
Congreso como portavoz socialista provisional.
Como secretario de
Organización también fue el encargado de negociar con los nacionalistas
vascos y catalanes, con Unidas Podemos y otros partidos de cara a una
investidura que resultó fallida.
Estrategia de negociación que
repitió el último mes y medio y que pese a estar plagado de obstáculos
ha conducido a la investidura de Sánchez y a formar parte del primer
gobierno de coalición desde que se reinstauró la democracia tras el
régimen franquista.
Ábalos (Torrent, Valencia, 1959) es un hombre
curtido en política. En 1976, con 17 años, se afilió a las Juventudes
Comunistas y desde 1981 milita en el PSPV-PSOE.
Hijo de torero y
maestro de primaria de profesión, está casado y tiene cinco hijos; fue
jefe de gabinete de la Conselleria de Trabajo de la Generalitat
Valenciana, director de Cooperación Internacional en el Consell,
concejal del Ayuntamiento de València, diputado provincial y
vicesecretario general de los socialistas valencianos (2000-2004).
En
2009 dio el salto a Madrid para ocupar el escaño vacante de la
socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, el mismo año en que tomó
posesión como diputado Pedro Sánchez.
En 2014, Ábalos se
convirtió en uno de los principales apoyos de Sánchez cuando este se
lanzó a las primarias para la secretaría general. Y dos años más tarde,
en octubre de 2016, Ábalos se mantuvo a su lado cuando este fue
defenestrado por el partido.
Entre 2012 y 2017 fue secretario
general de los socialistas en la provincia de Valencia. En ese tiempo ya
comenzó su andadura con Sánchez y fue su apoyo orgánico en Valencia.
Andadura
que le llevó de la trastienda del PSOE a la exposición continúa en la
secretaría de Organización. Un cargo para el que, fuentes de Ferraz
aseguran se precisa lealtad incontestable pero también disposición a
poner la cara por el partido cuando las cosas van mal.
Begoña Fernández
Comparte la noticia
Categorías de la noticia