Vicente Boluda. / EPDA
Leía hace unos días una noticia, de la que se hicieron eco diversos medios de comunicación, tanto locales como autonómicos, sobre la exposición que actualmente (y por un tiempo) puede verse en el Centro Cultural La Nau de la Universidad de Valencia, y que lleva por título 'Librorvm Fragmenta: incunables y manuscritos reciclados en la Biblioteca Històrica”, con el objetivo de dar a conocer a los valencianos el importantísimo patrimonio bibliográfico y documental que posee la Universidad.
Resulta que, imbuido en la noticia, me llamó la atención la mención que en la misma se hacía respecto a dos antiguas casullas (que se conservan actualmente en los museos diocesano y capitular de Segorbe y en la Hispanic Society of America de Nueva York) cuyo bordado interior habría sido rellenado con hojas de pergamino de un manuscrito que databa de finales del siglo XIV. Y aquí vino el sobresalto. Afirmaba la noticia o más bien nota de prensa (dado que era similar en los distintos medios) que el pergamino contenía la versión “catalana” del texto de Brunetto Latini traducida por Guillem de Copons. La noticia no hacía referencia a ello, pero se refería a la obra “Trésor” que el escritor y diplomático valenciano dedicaría al mecenas, también valenciano, Pere d'Artés. Resulta que en toda la traducción que Copons realizó del aquella obra no existe ni una sola referencia a la lengua o idioma catalán, sino que se hace expresa alusión a que la traducción se llevó a cabo en la “molt Santa e Insigne ciutat de Valencia” y lo que es más importante, que la hace en “lengua valenciana”.
¿Puede alguien comprender por qué entonces el comunicado de la Universidad hacía referencia al catalán y no al valenciano? La respuesta, por lamentable que nos pueda parecer, responde, como siempre a un fin político. Y es que aquéllos que son, en teoría, quienes deben investigar y dar a conocer la historia, se dedican más bien a desfigurarla impunemente a su antojo para satisfacer el pueril deseo de convertir el valenciano y a los valencianos en un apéndice de la “Gran Cataluña”, más comúnmente conocida como “Països Catalans” mediante la eliminación sistemática de todo aquello que conlleve un reconocimiento histórico de la lengua valenciana diferenciada de la catalana. Y por supuesto, con el silencio cómplice de los propios compañeros y de los medios de comunicación.
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