La dama de Elche en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid. El gobierno del Ayuntamiento ilicitano (PSOE y Compromís) trabaja en el regreso de la Dama de Elche, al menos de forma temporal, para la Semana Santa de 2022, cuando este martes se cumplen quince años de la última presencia del busto íbero en su ciudad de origen, actualmente en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
El 18 de mayo de 2006, Doña Cristina inauguró el nuevo Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE), ubicado en el Palacio de Altamira, coincidiendo con el regreso temporal de la Dama a la ciudad ilicitana.
Durante su estancia de seis meses en Elche, el busto íbero presidió la Torre del Homenaje del Palacio de Altamira, acondicionado para la ocasión con todas las medidas de seguridad y temperatura.
Hoy, quince años después de la última presencia de la Dama en Elche, el gobierno municipal trabaja en su regreso, al menos temporal, para la Semana Santa del próximo año.
El alcalde de Elche, el socialista Carlos González, ha asegurado este martes, en declaraciones a los periodistas, que ya se trabaja en la adecuación del MAHE para la eventual cesión y ha explicado que pretenden "persuadir" al Ejecutivo central de la oportunidad de que vuelva a la ciudad para "satisfacer" el anhelo de los ilicitanos y como "palanca" de lanzamiento turístico y cultural.
Tal y como ha expuesto González en los últimos meses, el objetivo es que Elche sea la capital del arte íbero en 2022 con la Dama como "máximo exponente" y atraer a un millón de visitantes a la ciudad.
El 4 de agosto de 1897, el joven Manuel Campello descubrió el busto de la Dama de Elche mientras realizaba labores agrícolas en lo que hoy es el yacimiento de La Alcudia, a varios kilómetros del casco urbano.
Días después del hallazgo, y con motivo de la celebración del Misteri d'Elx (Patrimonio de la Humanidad reconocido por la Unesco en 2001), el hispanista francés Pierre París visitó la ciudad, invitado por el historiador ilicitano Pedro Ibarra, y quedó admirado por la pieza.
Antes de que acabara el mes de agosto de 1897, el busto partía hacia el Museo del Louvre de París por 4.000 francos, 5.200 pesetas de la época.
Tras su vuelta a España en 1941 no lo haría a Elche, sino a Madrid, concretamente al Museo del Prado. Treinta años después pasó a formar parte del Museo Arqueológico Nacional (MAN), donde permanece todavía y es una de sus piezas más destacadas.
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