Lucas Ortega Salinas. /EPDA Por su relación directa en el ámbito de la salud escolar, considero importante comenzar poniendo en valor una de los logros más importantes conseguidos recientemente por CSIF. Se trata de la implantación del enfermero/a escolar en los centros educativos no universitarios de la Comunidad Valenciana. Sanidad activará una red de 300 enfermeros escolares el próximo curso.
El tener un profesional en enfermería en las escuelas resulta de gran importancia; con su labor asistencial, de asesoramiento y prevención, mejora la calidad de vida y los conocimientos que los alumnos tienen sobre la salud, adquiriendo así hábitos saludables en esta etapa de su vida. Esto va a suponer una importante mejora en los centros educativos, pero es innegable que el trabajo y la implicación del personal docente es y seguirá siendo clave en este tema.
Con frecuencia los docentes nos encontramos ante accidentes o situaciones derivadas de enfermedades que exigen una rápida actuación, y por desgracia a veces no se cuenta con los conocimientos ni los medios necesarios, aunque evidentemente, sí o sí hay que actuar.
Esto se hace siempre de buena fe y en ocasiones según la propia experiencia y costumbres... pero ojo, muchas de estas “costumbres” son erróneas. Lo cierto es que una actuación incorrecta, aunque se haga con la mejor de las intenciones, puede derivar en un empeoramiento del accidentado o enfermo.
Cabe destacar también que hoy en día tenemos cada vez más alumnos que presentan enfermedades crónicas que deben ser atendidas en el aula, tales como alergias, epilepsia, diabetes etc. Y que pueden acarrear situaciones de emergencia sanitaria.
Saber cómo actuar ante una situación de de este tipo es fundamental en las aulas. Normalmente en los centros se cuenta con un protocolo de emergencias sistematizado, especialmente con el alumnado que tiene alguna enfermedad crónica; todo el claustro debe ser conocedor de estas patologías, así como del procedimiento de actuación en caso de una emergencia sanitaria con estos alumnos.
No obstante, considero que hay otras muchas situaciones y accidentes que suceden en el entorno escolar y requieren una serie de medidas preventivas y también si se da el caso, la aplicación de primeros auxilios.
Los accidentes infantiles constituyen un problema de salud pública ya que según los datos estadísticos son la primera causa de muerte en niños y niñas de uno a catorce años. En estas edades hay más muertes por lesiones derivadas de accidentes que por la suma de todas las demás enfermedades infantiles.
Sin embargo, está demostrado que si se tomaran las medidas preventivas oportunas, la mayor parte de estos accidentes podrían evitarse. El 15% de los accidentes infantiles ocurren en centros escolares ¡ojo al dato!
El centro educativo es el espacio donde niños y niñas pasan gran parte del tiempo y donde además realizan actividades, juegos y deportes, que implican riesgos añadidos a los habituales.
En primer lugar hay que incidir en la PREVENCIÓN, como bien dice el dicho “más vale prevenir que curar”. La prevención de accidentes en el centro escolar implica la asunción de su papel como entorno promotor de salud; por ello inicialmente se deben poner en marcha todas las medidas de protección posibles para lograr un entorno seguro y adoptando las recomendaciones específicas.
Por su parte, el personal docente, como agente de salud en la prevención de accidentes, debe transmitir al alumnado los mensajes oportunos, siendo ejemplo de conducta y mediante el trabajo en el aula. Para cumplir esta tarea debemos conocer los riesgos potenciales de accidente y poner en marcha las medidas preventivas a nuestro alcance, pero tenemos que ser realistas y conscientes, en un entorno tan dinámico hay ocasiones en que los imprevistos y accidentes son inevitables. Por ello los profesores debemos estar adecuadamente formados para intervenir en el supuesto de que se produzca cualquier accidente.
Los primeros auxilios son las medidas inmediatas que se aplican a una persona que ha sufrido un accidente o una enfermedad repentina, con el fin de evitar que sus lesiones empeoren y de salvar su vida, hasta que reciba atención médica profesional. Algunos ejemplos de primeros auxilios son: aplicar presión sobre una herida que sangra, realizar la maniobra de Heimlich en caso de atragantamiento, y practicar la reanimación cardiopulmonar (RCP) en caso de paro cardíaco. Los primeros auxilios pueden ser decisivos para la supervivencia y la recuperación de una persona, por lo que es muy importante conocer los principios básicos y las técnicas adecuadas para cada situación.
Las líneas generales de actuación en los primeros auxilios, por este orden, son:
1º. Proteger tanto a la víctima como a nosotros mismos de nuevos peligros.
2º. Avisar, llamando al teléfono de EMERGENCIAS 112.
3º. Socorrer, mientras esperamos que llegue la atención especializada. Comprobaremos si presenta signos vitales y realizaremos las primeras actuaciones.
El acróstico a recordar es “PAS”.
Desde CSIF consideramos imprescindible que desde la administración educativa se garantice la formación del profesorado en primeros auxilios. La presencia a partir del curso 24/25 de los enfermeros/as escolares, va a ser clave para garantizar esta formación.
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