Algarrobo. Foto EPDAA los consumidores nos sorprendería saber la cantidad de productos de consumo diario en los que el algarrobo, ese árbol de secano tan típico, y su fruto, están presentes. Sin embargo, este cultivo tradicional en la mayoría de los países mediterráneos, también está pasando, como todos los sectores económicos, por una época de cambios, algunos problemas y, como no podía ser de otra forma, de investigación e innovación. A pesar de que de su fruto, la algarroba o garrofa, se aprovecha prácticamente todo dentro de la industria alimentaria tanto humana como animal, España ha visto como en las últimas décadas ha disminuido la superficie cultivada, como señala el Doctor en Ingeniaría Agrónoma, Joan Tous, “la cosecha mundial ha pasado de las 330.000 tm en los años 80, a las 200.000 tm de garrofas actuales”, y aún así, el nuestro sigue siendo el primer país productor de algarrobas del área mediterránea.
La modernización, la búsqueda de calidad y aumentar el interés comercial en este fruto son las tres directrices que varias empresas del sector se han marcado para darle a la garrofa el valor que se merece, y siguiendo esas pautas nació a lo largo de este año la asociación “Empresas innovadoras de la Garrofa” (EIG), formada por catorce empresas; seis valencianas, cuatro en Tarragona, dos en la isla de Mallorca y dos en la Región de Murcia, y que representan a cooperativas y troceadores industriales del sector, “aunque en la reunión de EIG del pasado noviembre, se acordó por mayoría aceptar a nuevos socios, con el fin de completar la cadena de valor de la garrofa”, explica el presidente del conglomerado, Josep Borràs.
Según el ingeniero agrónomo Joan Tous, encargado de desarrollar el proyecto “Fomento y mejora del cultivo del algarrobo en España”, los problemas a los que se enfrenta este cultivo son un alto coste de recolección que no se compensa con el precio final, factores ambientales como las heladas y las sequías, la falta de viveros especializados en injertos de calidad y la escasez de plantaciones modernas para que los agricultores interesados en este cultivo puedan seguir trabajándolo. Ante esto, la apuesta más fuerte de la EIG va encaminada hacia el I+D+i, como explica el mismo Tous destacando, entre otros objetivos, la mejora de la multiplicación viverística, la selección de nuevas variedades que se ajusten a la demanda comercial y el establecimiento de parcelas experimentales. Para el presidente de este organismo, la necesidad de apostar de nuevo por este cultivo es muy clara “Culturalmente el algarrobo es un cultivo muy antiguo, como la viña, el olivo y la higuera y, todos forman parte de la dieta mediterránea. Además el algarrobo es una especie tolerante a la sequía. Y con un gran un interés forestal, por su capacidad rebrotante, que lo hace más resistente a los incendios”
Y las propiedades que la garrofa ofrece a todos los productos en los que se utiliza sintonizan bien con rasgos como la naturalidad, el equilibrio, la excelencia y la versatilidad, tan buscados hoy día en todos los mercados de calidad. El camino para encontrarlos pasa, de nuevo, por el I+D+i y en “Empresas Innovadoras de la Garrofa” ya han comenzado a andarlo.
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