El motivo de esta carta es responder a su último artículo de opinión publicado en El Periódico de Aquí titulado: "Carnaval antirreforma". Esta pieza es un ejemplo de las frases hechas, los tópicos o los clichés que el PP y sus poderosos portavoces mediáticos lanzan a la opinión pública en contra de los sindicatos: la connivencia con el PSOE, el inmovilismo frente a las anteriores políticas de Zapatero, la responsabilidad en los 5 millones de parados, la desfachatez de financiarse con las subvenciones o la no aceptación del resultado electoral, y por tanto, la sustitución de la oposición en el Parlamento por la algarada callejera junto a violentos antisistema. Se ha dejado alguna, tal vez por las prisas leyendo el argumentario que el partido facilita a sus cargos, o bien porque sus muchas ocupaciones no le permiten una lectura atenta de la prensa de derechas tan abrumadora, gritona y mayoritaria que cuesta seguirla con aprovechamiento, la verdad.
Los sindicatos hablaron y se movieron, lo que sucede es que usted quizá ni los escuchó ni los oyó. Los sindicatos se opusieron antes a los recortes del PSOE a los funcionarios o a los pensionistas, no estuvieron conformes con que se subieran impuestos a las clases medias como han hecho ustedes, ni les pareció correcta la reforma de las pensiones o la laboral, por poner unos cuantos ejemplos. Usted lo sabe, haga memoria porque hubo manifestaciones, una huelga general el 29 de septiembre o se presentó una Iniciativa legislativa Popular con medio millón de firmas ante el Parlamento con propuestas concretas contra esa medida.
Berrinche de izquierda
Es curioso que la derecha apele ahora a la legitimidad de su Gobierno y achaque la movilización callejera a un berrinche de la izquierda por la pérdida del poder o al totalitarismo de una izquierda que acepta la democracia a conveniencia. Vuelve a tener mala memoria o memoria selectiva o de pez. Recuerde que en los anteriores 8 años de Zapatero ustedes empezaron poniendo en cuestión el resultado merced a lo acontecido el 11-M, para más tarde salir en "rebelión cívica" del bracete de los Obispos o no, para oponerse al aborto, a los matrimonios gays, al trasvase del Ebro, al Estatuto Catalán, al traslado de los documentos de la Guerra Civil, contra la negociación con ETA, etc. Y no salieron una vez, no, salieron muchas veces a colapsar el tráfico.
Esta última reforma laboral que ha aprobado el Gobierno del PP usted la defiende con el peregrino argumento de que "los técnicos y los empresarios manifiestan que es flexible, que no despide a los trabajadores y que facilita su entendimiento con la empresa" y como prueba de que es una buena ley arguye que molesta a los sindicatos porque pierden poder. Pues quien pierde poder o más bien derechos conquistados tras años de esfuerzo son los trabajadores/as.
La reforma laboral es injusta porque favorece a la parte más fuerte de la relación laboral, en innecesaria porque no ataca los problemas en el sistema productivo y es ineficaz porque su objetivo de crear empleo depende de que se restablezca el crédito financiero. Con las anteriores, en su opinión, nefastas leyes laborales, se creó y destruyó empleo a mansalva con la burbuja inmobiliaria. ¿No será, por tanto, un problema del sistema productivo español?
Entiendo que a la derecha le molesten los sindicatos. El viejo sueño del PP es acabar con ellos como su admirada Margaret Thatcher en los años 80, y ya sabemos que vino después: desregulación de las condiciones de trabajo, ataque a los servicios públicos, en definitiva, desigualdad e injusticia. Los sindicatos son el parapeto frente a ese estado de cosas indeseable, tienen alternativas a sus nefastas políticas y las proclaman en la calle, si eso es un carnaval...
Comparte la noticia
Categorías de la noticia