Adrián Navalón /EPDA
La
guerra ha estallado en Ucrania. No entraré en cuestiones de política
internacional y tacticismos beligerantes, solo diré que el único
camino es la paz. Todo lo demás es barbarie, todo lo demás es
asesinar a la verdad a base de relatos interesados y sobre todo,
hacer sufrir a la población civil. Pero bueno, yo he venido aquí a
hablar de energía...
Esta
guerra, como todas, va a tener un impacto en nuestros bolsillos: la
energía sube, otra vez. Lejos de poder controlar esta escalada de
precios de la luz usted debe saber algo, y es que esta semana en la
que el PP andaba clavándose puñales y Putin y Biden jugando a la
guerra, Podemos ha presentado al Congreso la ley para crear una
empresa pública de energía. Que conste que votaron en contra Vox,
PP y PSOE.
¿Y
qué significa tener una empresa pública de energía? Significa
muchas cosas. En primer lugar nos permite elegir el camino que
seguirá nuestra política energética, es decir, nos permitiría a
medio plazo elegir ser más independientes energéticamente del gas y
del petróleo apostando por una energía limpia. Nos permitiría
tener una mayor estabilidad y no depender de los vaivenes y bandazos
de la estabilidad internacional. Esto no es algo imposible, la ciudad
de Barcelona tiene una comercializadora pública, ¿por qué no en
Valencia?
En
segundo lugar, nos permitirá también tener una mejor justicia
social porque el acceso a la energía hoy ya debería ser un derecho
humano y constitucional. Acceder a la luz por la noche, al calor en
invierno, al agua caliente para la ducha, a cocinar sin miedo a la
factura del gas o de la luz, en fin, el acceso a las condiciones
básicas de vida de hoy en día, son cosas básicas en nuestra
sociedad que deben estar al alcance de todas y garantizadas por la
instituciones.
En
tercer, porque una empresa pública de energía que estabilice e
incluso reduzca los precios de la luz nos hace más ricas a todas,
libera parte de nuestros bolsillos y hace a las empresas más
competitivas. Lo miren por donde lo miren, una empresa pública de
energía es buena para todas. Es buena para la ciudadanía, es buena
para la empresa y es buena para el país.
Y
ahora, tras estas líneas que resumen las razones de nuestra
propuesta, cabría razonablemente preguntarnos qué motivos tienen
Vox, PP y PSOE, tan patriotas todos, para votar en contra de algo que
daría soberanía a su propio país y que sería bueno para el
conjunto del país. Tan patriotas todos a la hora de llenarse la boca
con España, y tan poco a la hora de tomar decisiones buenas para el
país y la gente.
Es
la hora de pensar estratégicamente en el presente y en el futuro
social, industrial y ecológico, es la hora de garantizar con más
fuerzas los derechos básicos. Es la hora de seguir empujando por una
empresa pública de energía.
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