Davinia Bono
En las últimas semanas está siendo habitual encender la
radio o la televisión y escuchar la palabra “escrache”, pero ¿saben ustedes el
significado de la misma?
El ‘escrache’ surge en Argentina durante los años más duros
de la dictadura, aunque cobra carta de naturaleza a mediados de la década de
los 90. Consistía en la protesta pacífica frente a las casas de exaltos cargos
del régimen militar, a los que el pueblo consideraba responsables de los abusos
y las desapariciones de miles de ciudadanos, y que habían sido indultados a
partir de 1995 por el gobierno de Carlos Menem. Fue muy frecuente en la
capital, Buenos Aires. Pero su eclosión y su degeneración se produjo en los
tiempos del célebre ‘corralito’, en 2001. Las juventudes peronistas, la temida
‘Campora’, lo utilizó contra el presidente Fernando de la Rúa y contra miembros
de su Gobierno, a quienes se consideraba responsables de la ruinosa situación
económica del país. Pasó en aquellos días de ser una protesta pacífica e
incluso festiva, a convertirse en acoso e intimidación. Hoy, por cierto,
algunos de los líderes de aquellas temidas juventudes, de corte filofascista,
como el viceministro de Economía del país, Axel Kicillof o el hijo de la
presidenta, Máximo Kirchner, lo han sufrido en sus carnes. La historia una vez
más repetida, años después, como farsa. Kicillof era abucheado hace algunos
meses mientras regresaba en barco a su país acompañado por su mujer y sus
hijos. La propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner sufre cada vez más
frecuentes caceroladas en las calles de Buenos Aires. Aquí en España, más de
una década después, la autodenominada Plataforma de Afectados por la Hipoteca
(PAH) la ha importado directamente de Argentina a nuestras calles.
El amago de ‘asalto‘ a la vivienda particular del
vicesecretario General del PP, Esteban González Pons, ha dado en España el
pistoletazo de salida a ésta forma de protesta. Manifestantes pertenecientes a
la citada PAH pasaron más de cuarenta minutos aporreando la puerta del
domicilio del diputado del PP, en el que sólo se encontraban sus hijos. ¿Creen
ustedes que esta es una buena forma de protestar?
En los últimos días muchos de mis compañeros se han quejado
de ser los únicos destinatarios de éste acoso. Algunos, como la diputada
asturiana Carmen Rodríguez Maniega, perseguida e insultada durante una hora por
las calles de Oviedo, ya lo han denunciado en comisaría. Otros, como el
ministro de Justicia, han preferido, de momento, no recurrir a los tribunales.
Víctimas de acoso han sido también desde los concejales del PP en la localidad
madrileña de San Martín de la Vega, hasta el número dos de los populares
vascos, Iñaki Oyarzábal, que tuvo que refugiarse en un hotel de Valencia,
ciudad en la que se encontraba para participar en un acto público. La mayoría
de los cargos públicos populares que han sufrido, que hemos sufrido,
algún tipo de coacción estudiamos la presentación de una demanda judicial.
Pero lo más curioso en este caso es la secuencia temporal
de estos hechos. Que casualidad que todo este movimiento haya surgido justo
cuando, ya en la campaña electoral, las encuestas afirmaban la victoria del
Partido Popular.
¿Acaso no se producían desahucios cuando gobernaba el
Partido Socialista? ¿Dónde estaban los miembros de la PAH cuando en 2009, 2010
y 2011 se producían ya en nuestro país tantos desahucios y lanzamientos como
ahora? ¿O en el año 2007, cuando Carme Chacón siendo ministra de vivienda creó
6 nuevos juzgados especiales para agilizar, precisamente, procesos de
desahucio. Entonces nadie protestó. Pero lo cierto es que el pánico crece. Y no
sólo en las filas del partido gubernamental.
La cabeza visible de estas protestas es Ada Colau. Líder de
la PAH, célebre por una reciente intervención en el Congreso en la que llamó ‘criminales‘
a los banqueros y que prometió públicamente que “ ningún diputado o diputada
que no vote a favor de nuestras medidas -la ILP para cambiar la Ley
Hipotecaria- podrá ir tranquilo por la calle “. ¿No es esto una amenaza?
¿Podemos los políticos pasear por la calle con nuestros familiares o comprar en
el supermercado sin pensar que nuestra integridad corre peligro?
Desde el Partido Popular sabemos lo que están pasando las
familias desahuciadas y su sufrimiento.Entendemos el malestar de los
ciudadanos. Yo misma lo puedo comprobar cada día desde el departamento de
Servicios Sociales. Por ello son muchas las medidas que se han puesto en
marcha, no sólo a nivel local y autonómico sino también a nivel Estatal.
Todas ellas llevadas a cabo con el máximo diálogo,tanto con
agentes sociales, como con todos los partidos políticos. Se ha aceptado a
trámite la Iniciativa Legislativa Popular contra los desahucios avalada por un
millón de firmas, tal y como solicitaba la PAH.
Somos los únicos que trabajamos en soluciones. No estamos
dando la espalda al problema y estamos intentando rescatar familias. Esta
situación es injusta; los mismos de siempre utilizan ahora la causa de los
desahucios para hacer la protesta de siempre contra el PP por cualquier causa,
seamos o no los culpables de la misma. Es más me atrevería a decir que incluso
hay quien utiliza a las familias desahuciadas, mientras nosotros nos limitamos
a entenderlas y ayudarlas.
Nos hemos
enfrentado a un problema que no es nuevo. Lo que es nuevo es que haya un
Gobierno que por fin ponga medidas para solucionarlos.
Desde
estas líneas hago un llamamiento a todos los partidos políticos y a todos los
ciudadanos para que condenen los actos antidemocráticos como el “escrache”.
Porque ni la violencia ni la coacción tiene cabida en un sistema democrático.
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