María José García. Después
de que las obras de la línea T2 de Metrovalencia hayan acogido una fiesta ilegal
en Nochevieja, lo último que se esperaba del President de la Generalitat y del
alcalde de la ciudad era que se saliesen por la tangente y lanzasen la pelota
al tejado del Estado. En vez de asumir el problema y buscar soluciones, se
atreven a afirmar que ellos no pueden hacer nada, que es el Gobierno de España quien
debe invertir para acabar esta infraestructura que, recordemos, está paralizada
desde 2011.
Ximo
Puig cifra en 130 millones la financiación necesaria para concluir la primera
fase del proyecto; pero asegura que el Consell no lo puede asumir, que debe ser
Madrid quien ponga el dinero. Se sigue quejando de lo que ahora llama
'infrainversión' del ejecutivo central y ahí acaba su cometido. Lamentablemente,
lo que es una tónica del Govern del Botànic: queja e inacción.
Por el
contrario, lo que se presume de unos gobernantes responsables es que
desbloqueen las obras en las que ya se han invertido dos tercios de su coste. Es
por eso que Ciudadanos (C’s), ha instado al ejecutivo autonómico a finalizar la
construcción de la línea en 2019 y ha pedido explicaciones por su dejadez. Queremos
saber por qué no se destina ni un solo euro a esta infraestructura que
atraviesa el Cap i Casal; sin embargo, no hemos obtenido respuesta.
En la
misma línea, en el debate de presupuestos insistí en que era escandaloso que
con el dinero de todos los contribuyentes se haya deshecho parte de lo
construido en lugar de finiquitarlo. También, he solicitado visitar las obras y
nadie ha contestado, todo son evasivas, por lo que lo he vuelto a pedir
nuevamente, en espera que esta vez exista mejor voluntad y predisposición por
parte del Consell.
Es
decir, unos 400 jóvenes montan un botellón, hace cuatro años una persona se
paseó en barca hinchable por el túnel inundado, y los diputados, los
representantes de los ciudadanos, que lo único que queremos es ver cómo está el
proyecto para aportar soluciones y mejorar, y no podemos entrar. ¡Increíble,
pero cierto!
Evidentemente,
al Consell se le ha ido de las manos este contratiempo. Nadie discute que lo
han heredado; no obstante, esta no puede ser la excusa para no ponerse manos a
la obra, nunca mejor dicho. Además, si la opción siempre es pasarle las
dificultades al Estado para qué estamos nosotros aquí. Entiendo que la
Conselleria también tendrá que aportar financiación para terminar esta infraestructura.
El Govern tenía una oportunidad de oro en la aprobación de los presupuestos;
pero son continuistas, no ayudan a la vertebración de la Comunidad Valenciana y
se olvidan, de nuevo, de la T2, línea que mejoraría la movilidad de los
valencianos.
Es
intolerable que se hayan invertido 200 millones en un proyecto, que se está
deteriorando por abandono y que los ahora máximos responsables sean capaces de
reconocer que no actuarán, que es el Gobierno de España quien debe
solucionarlo. Una vez más, Puig y Ribó han escurrido el bulto. En esta ocasión,
matizaría, han escurrido la chapuza.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia