Miguel Bailach. Cuando
la improvisación, las cosas a medias, la poca capacidad de gestionar
y las pocas ganas de trabajar (aunque sí de figurar) campan a sus
anchas en el ayuntamiento de Massamagrell; pasa lo que pasa en
nuestro pueblo, y la realidad, a través de quejas y denuncias en la
redes sociales, se impone en el día a día.
Los
actuales gobernantes de Massamagrell, hace tiempo que, salvo pocas
excepciones, dejaron de gobernar el ayuntamiento, y ya ni si quiera
son capaces de gestionar los intereses públicos municipales ni
digamos solucionar los problemas de los vecinos y vecinas que ven
como la suciedad campa a sus anchas, las ratas y cucarachas invades
calles y plazas, y las malas hierbas, como las malas personas en el
gobierno local, empiezan a aparecer.
Las
muestras de que no hay un gobierno local se traducen en la
incapacidad de tomar decisiones que afectan al futuro y a la economía
del municipio, y están a expensas de lo que opine la oposición, o
bien porque entre ellos no se aclaran, o porque no saben ni ellos
mismos qué es lo mejor para nuestro pueblo (y eso es lo más
preocupante). Llegar a una comisión de urbanismo sin saber qué es
lo que quieren y esperar a ver qué opinan los del PP para hacer una
cosa u otra es cuanto menos chocante, y más cuando la mayoría de
nuestras propuestas, preguntas y solicitudes no son tenidas en cuenta
o ninguneadas directamente. Pero cuando no saben, tienen miedo, o no
se aclaran entonces sí valemos. Ese es el nivel que tenemos en
frente y que da verdadera pena.
Otra
muestra la encontramos en algo tan aparentemente sencillo, pero a la
vez tan importante como el control de plagas (cucarachas, ratas e
insectos). Cuando nosotros estábamos, no digo que no hubiesen de
estos “animales de compañía”, claro que los había; es
imposible acabar con ellos; lo que sí que teníamos era una
programación estudiada por empresas especializadas para controlar la
plaga y evitar la proliferación de las mismas a lo largo de todo el
año; porque se debe actuar durante todo el año, no sólo en verano
cuando más hay y más se ven; los meses previos a la época estival
son fundamentales para evitar un aumento exagerado, y ahora qué
hacen?. Solo actúan cuando les llaman, sin programar nada el resto
del año, sin haber puesto medios para controlar y reducir la
población de estos “bichos” y demostrando una vez más que van a
salto de mata, improvisando, sin programar nada, y así se puede
pasar una año, dos, pero al final será (ya es) un verdadero
problema.
Improvisan
en las fiestas fundacionales, mienten en alguna de las cartas que
envían a los distinguidos por los premios Vila de Massamagrell, se
lo dices y por un oído les entra y por el otro les sale. Actividades
que se han perdido como el paseo en carro, actividades y visitas al
Convento de la Magdalena como joya histórica y arquitectónica, a la
“cebera”, a las alquerías… Unas fiestas fundacionales que
ellos han hecho que pierdan parte de su sentido (rememorar nuestro
origen y nuestra historia como pueblo): ninguna iniciativa para ello:
os acordáis del cómic que hicimos con la historia de Massamagrell
para los más pequeños?, o la publicación de la Carta Pobla de
Massamagrell?; o el libro de Imatges Per al Futur, con fotos antiguas
del pueblo; o el Catálogo de Patrimonio Arquitectónico de
Massamagrell?. A ellos se ve que eso no les va… porque eso supone
trabajo, programación y tiempo, y de eso van escasos, cada vez más.
Y en general como eso de programar y tener criterio a ellos no les
va… así nos va en nuestro pueblo.
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