Carlos Gil. No, no es un error. Es un consejo imperativo, resultado de cómo el “desgobierno” de Pedro Sánchez ha venido gestionando la economía patria desde que el futuro de los españoles cayó en sus manos.
Ni los muchos millones de euros que va a costar este proceso electoral, ni siquiera los caprichos presidenciales, Falcon incluido, van a acabar teniendo mayor relevancia con la que se nos avecina si el futuro de las cuentas del Estado no vuelve a manos de quien sepa, y quiera, gestionarlas con mayor responsabilidad.
La sombra de Solbes y de Zapatero se atisba, de nuevo, en el horizonte. El supuesto enfriamiento económico previo a las elecciones de 2008, que acabó con la crisis más voraz que se ha conocido en la historia reciente de España (y de la cual aún no hemos logrado recuperarnos), vuelve a sonar ahora personalizada en Montero y Sánchez. Aquello nunca fue un enfriamiento, y ellos lo sabían, pero, como confesaron posteriormente, no podían decirlo porque se arriesgaban a no ganar aquellas Elecciones Generales. ¿Será verdad que la historia nunca se repite?
Las evidencias saltan a la vista, aunque algunos quieran disimularlas de mil maneras. Aquellos sindicatos que tanto se quejaban de la precariedad laboral mientras el empleo crecía, se esconden ahora en mil excusas intentando justificar las cifras negativas que presentan la EPA o los registros del INEM. Pero lo innegable es que el paro crece por meses y eso, en España, puede ser el preludio de algo más que una desaceleración.
Por otro lado, el IBEX ha alcanzado mínimos no vistos desde agosto de 2016 y las previsiones de crecimiento económico no hacen más que reducirse revisión tras revisión. Y si la economía no funciona, no hay sistema social que valga. Quienes venían a rescatar personas, están ahora haciendo “ajustes” (esos que, en otro momento, ellos mismos llamaron “retallades”). Pasaron los tiempos en que Pedro Sánchez iba a resolver el eterno problema de financiación autonómica (que, por cierto, creó Zapatero, con el voto a favor del propio Sánchez) y, curiosamente, también el tiempo en que Ximo Puig y Mónica Oltra lo reclamaban como algo improrrogable. A la izquierda le crecen los enanos, pero que nadie se olvide de que son ellos mismos quienes los riegan cada vez que llegan al Gobierno.
Una vez más, los gobiernos del PSOE demuestran que no dan para más en materia económica. Viven de la inercia dejada por los gobiernos del Partido Popular, pero, cuando esta se acaba, su capacidad de reaccionar es nula. A partir de ahí, solo queda el maquillaje y las excusas, hasta que los españoles abren los ojos y apuestan por el cambio. ¿Se habrá equivocado Pedro Sánchez al jugarse su futuro en unas nuevas elecciones?
Sinceramente, espero que sí, pero, por si acaso, empecemos a ahorrar ya.
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