Juan Vicente Pérez. / EPDA En
medio de esta tormenta política que nos azota, con cuatro elecciones generales
en cuatro años, caso inédito en Europa con el permiso de Grecia, el ecosistema
político español sigue con constantes perturbaciones tras cuarenta años de
singladura democrática y la constatación del fracaso de los abanderados de la “nueva
política”. El reloj electoral sigue su tempo impasible, cargando de
incertidumbre a todo un cuerpo electoral que asiste atónito a una repetición
electoral que era lo último que necesitaba.
Hemos
perdido un tiempo precioso en manos del Sanchismo que ha jugado con él a su
antojo, dejándonos a merced de una coyuntura, tanto fuera de nuestras fronteras
como dentro de las mismas preocupantes. Sin capacidad de respuesta ante las
graves amenazas que se ciernen sobre nuestra economía y sus graves
consecuencias para una sociedad que sigue dando pábulo a los eficaces altavoces
mediáticos y propagandísticos de la izquierda.
Solo
Pablo Casado y el Partido Popular están manteniendo la serenidad y el sentido
de estado necesario para tender puentes y no levantar muros. Buscamos sumar,
juntar a los distintos para así, poder desmontar la hábil estrategia de
fragmentación del centro-derecha perfectamente ejecutada por el sanchismo. Una
fórmula inclusiva para seguir apostando por la defensa del espacio de la razón,
del constitucionalismo como base de nuestra convivencia, como sello de
identidad que ha caracterizado siempre al Partido Popular en su historia a los
largo de estos cuarenta años.
Juntos
los distintos para seguir siendo libres e iguales, se presenta como la única
alternativa al trampantojo de una izquierda abducida por el poder a cualquier
precio. Todo ello poniendo en grave riesgo la arquitectura institucional y la
convivencia de este proyecto de éxito que es España. Rosa Diez no podría
haberlo definido mejor que haciendo referencia a un heroico compatriota, Blas
de Lezo, cuando decía que ¨Una nación no se pierde porque unos la
ataquen, sino porque quienes la aman no la defienden".
Un
escenario tenebroso que con la Sentencia del procés, volverá a poner a prueba
nuestra fortaleza democrática. Una fortaleza que algunos buscan dinamitar.
Porque "Defender la unidad de España es defender la igualdad de todos los
españoles. La diversidad es una riqueza de nuestro país, siempre que esté
garantizada la unidad", como bien decía Rosa Díez y apuntalaba Pablo
Casado, “#NosUneEspaña y
defendemos lo común a todos los españoles, lo que nos reconcilia frente a los
nacionalismos, a las políticas de identidad y a parte de la izquierda
reaccionaria que fragmenta la sociedad, por convicción o por táctica, para
tratar de sacar provecho… España no necesita construirse como nación, ya lo es.
No cabe un nacionalismo español opuesto a los periféricos; no es exigible la
homogeneidad. No se trata solo de evitar la secesión, sino de impedir la
desnacionalización de España e impedir su desarticulación”. Se podrá decir más alto,
pero no más claro.
Nos
encontramos en una encrucijada histórica. Quien lo iba a decir tras más de 500
años como protagonistas excepcionales en la historia del mundo y abanderados de
la expansión de la civilización occidental. Una contribución extraordinaria que
debe hacernos sentir orgullosos de pertenecer a este proyecto común desde la
diversidad, la convivencia, el respeto, la lealtad y la libertad, porque
#NosUneEspaña. Tú decides.
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