Las organizaciones de izquierda
hemos llegado al acuerdo de presentarnos juntos a las próximas elecciones
generales del 26 de Junio. Se trata de un resultado positivo e ilusionante,
aunque en el caso de Izquierda Unida y de Esquerra Unida sacrificamos bastante,
en propuesta política y con respecto a las personas que integran las
candidaturas (por ejemplo, un partidario de la OTAN encabeza la lista de
Almería, mientras que en Madrid Alberto Garzón ha sido relegado al quinto
puesto y en Alicante se ha desplazado a David Rodríguez a un puesto de no
salida).
Pero en lugar de mirar hacia atrás,
o hacia adentro de nuestras organizaciones, lo más importante es que se ha
abierto una perspectiva mucho más real de cambio efectivo del régimen político
de monarquía parlamentaria bipartidista que viene mostrando su agotamiento e
incapacidad para cumplir las aspiraciones de los trabajadores y de los pueblos
de España.
Si IU-EU nos hubiéramos presentado
por separado, como el 20 D, nuestro programa político de radicalidad
democrática en lo social y económico habría sido más avanzado. Pero la táctica
que elegimos de acumular fuerzas y de vertebrar un frente político-social
amplio de las fuerzas del cambio, anticapitalista, nos exige pagar estos
peajes. Porque sólo se puede sumar lo distinto, y la unidad popular que
defendemos no es otra cosa que una alianza interclasista entre la clase obrera
y los sectores radicales de la pequeña burguesía.
Unidad Popular, en suma, que no
debe concernirse a las elecciones sino extenderse también a la lucha conjunta
en la calle, en las empresas y centros de trabajo o estudio. Es aquí donde
resulta imprescindible construir la unidad, no sólo para ganar las elecciones
sino también para evitar que, posteriormente, nuestros enemigos de la
oligarquía financiera y de las instituciones imperialistas (UE-EEUU) puedan
doblegarnos como pasó con Syriza en Grecia no hace mucho.
Tengamos esperanza, pues, porque es
real la posibilidad de un cambio profundo en las instituciones, pero confiando
siempre, sobre todo, en nuestra propia lucha organizada como trabajadores y
trabajadoras por una sociedad mejor, socialista.
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