Natalia Antonino Soria. Con
frecuencia oímos hablar de la importancia de incrementar
económicamente dentro de los presupuestos de todas las entidades
públicas, el conjunto de
políticas, planes y programas llevados a cabo por elMinisterio
de Educación y Ciencia
junto a otros organismos, orientadas al
I+D+I (INOVACION, DESARROLLO E INVESTIGACION) como algo de gran
importancia para el desarrollo y avance de la sociedad pero a corto
plazo difícilmente palpable para el ciudadano de a pie.
Pero la
realidad es bien distinta, sin darnos cuenta, toda esa inversión va
dando poco a poco sus frutos, esas políticas, planes y programas,
aun contando con escaso presupuesto ayudan a mejorar cada día más
nuestra calidad de vida y a despertar esperanza para miles de
personas, por desgracia para algunas de ellas llegan tarde, eso
también es verdad, pero sin embargo para otras les ayuda a no
rendirse en la lucha y arroja luz sobre la situación vivida.
Me refiero
en este caso a la ciencia, tratamientos de enfermedades que hace unos
años parecían imposibles de curar, tratamientos innovadores que
proyectan esperanzas, situaciones límite que te llevan a asumir la
palabra “Improbable”, “Imposible” y que se transforman en una
nueva oportunidad.
Es por ello
que quiero revindicar desde aquí la importancia de que estas
políticas cuenten con un mayor presupuesto, la petición a las
administraciones pertinentes para que estos “cerebros” o bien
vuelvan a nuestro país o no se marchen y el agradecimiento a esos
profesionales de todas las áreas que hoy en día lo componen por su
lucha incansable, ya que gracias a ellos a muchas personas nos
devuelven la esperanza y nos animan a “no tirar la toalla”.
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