Estefanía de Julio. FOTO VICENTE RUPÉREZ
Estefanía De Julio: “Para ser Fallera Mayor de València no se necesita un espolín. El hábito no hace al monje”. A sólo unas horas de la Crida,
detalla qué se busca en las máximas representantes de las fiestas josefinas:
“Naturalidad, educación, con aguante y que conozcan tanto cómo se gestiona una
comisión como cómo se construye un monumento, para evitar que sean una imagen
sin más”. Para ser FMV o FMIV no hace falta tener espolines: “El hábito no hace
al monje”.
Demanda más actos infantiles para
la FMIV y su corte de honor, en vez de tantas procesiones. Y recuerda que todas
las candidatas, también las familiares de cortes de honor de años anteriores,
merecen ser elegidas si dan la talla, sin que se les tache de enchufadas.
¿Cuándo llevar un moño y cuando
tres? Uno sólo cuando se vista del XVIII: “Con un jubón envarado, que la pala
no se venga para arriba, camisa y el pañuelo sin coser porque te da mucha
versatilidad para cambiar de trajes o simplemente de colocación. Colores
naturales. Un largo que deje ver los tobillos y un vuelo moderado”. ¿Qué
mantilla vestir en la ofrenda? Con un traje del XIX, toalla, dengue o terno.
Para las peinetas, siempre reproducciones antiguas con motivos como angelitos o
corazones.
¿Qué no puede faltar en un
armario de fallera? Una falda lisa con una buena randa y un jubón negro: “No
conozco ninguna valenciana a la que no le siente bien”. Y, a ser posible,
evitar combinaciones sin sentido común, como un cuerpo de terciopelo con una
falda de algodón. Hay que perder el miedo a mezclar, para evitar ir siempre conjuntada,
pero consultando a expertos para no ir como disfrazadas.
Estamos en vísperas de las Fallas y existe
el riesgo de vivir las fiestas con la ansiedad de formar parte de la corte de
honor de 2021…
A todas las falleras les
recomendaría que disfruten de lo que viven y no se focalicen en lo que pueda o
no venir el año que viene. Tienen que disfrutar de lo que tienen ahora mismo.
Muchas veces no nos damos cuenta de que van pasando los días y se nos está
escapando. Cuando se quieran dar cuenta, estamos a 19 de marzo y ya se ha
pasado el año.
En mi caso, me presenté en dos
ocasiones para ser corte de honor. En una no me eligieron porque era muy joven
y posteriormente, sí. Puedo decir que con los años te das cuenta que lo bonito
que queda son las amistades con tus compañeras. Nosotras mantenemos el contacto
20 años después y esto no tiene precio. No hace falta llegar a la corte para
conseguirlo porque puedes vivirlo igual con tu comisión.
¿Qué buscan los jurados?
Yo buscaría una persona natural,
educada y con aguante. Indagaría mucho en su vida fallera con preguntas difíciles
sobre cultura fallera. Y valoraría que conocieran la gestión de una falla, cómo
se construye un monumento… para evitar que fueran una imagen y ya está.
En su caso fue elegida por un
jurado doble pero su sobrina, por uno único. ¿Qué fórmula prefiere?
Mejor único pero recortaría en
tiempo. Pasan muchos días con las mismas
personas.
¿Las cortes de honor son un
florero?
Cada vez menos. Querían intentar
dividirlas en actos con las Falleras Mayores de València, como hacen en
Alicante, pero es difícil porque entiendo que la gente espera verlas a ellas,
salvo que la chica de la corte sea de tu falla.
El número de actos puede estar
desorbitado en calidad más que en cantidad. Hay actos que no procedería que
fuera la FMV o la corte, por ejemplo en la inauguración de un casal. Y en
cuestión de niñas las llevaría a actos de niñas. En 2018 las quise premiar
después de la Batalla de Flores con una jornada de rafting en el río Cabriel.
Esto es como en el colegio: cuando cumples, luego tienes tus premios. No puedes
machacarlas a procesiones en todos los barrios. Podrían ir a una granja, a una
protectora… algo instructivo para niños.
¿La convivencia es difícil?
Es difícil e intensa y surgen
momentos de tensión pero siempre con respeto y buenas maneras, todo se pasa.
Hay que hablar las cosas. En mi caso, 20 años después, seguimos siendo amigas.
¿Las cortes se eligen a sí
mismas?
Yo siempre contesto lo mismo: ¿no
tienen el mismo derecho las familiares de las cortes anteriores? Además, puede
ser que la niña o la chica estén mejor preparadas. No se puede generalizar pero
no todas salen por enchufe por cuestión familiar porque también las hay que no
han sido elegidas. Y siempre hay candidatas que valiéndolo no salen porque sólo
hay sitio para 13.
Estamos en vísperas de la
Crida, que fue el momento cumbre de Daniela.
Es un espectáculo. Nosotros
queríamos que fuera distinta y nunca pensamos que la frase de la mejor
extraescolar tuviera la repercusión que tuvo. Daniela fue nombrando a mi
marido, que le ayudó a escribir su discurso, todo lo que hace su falla: play backs,
declamación, teatro… porque salimos del cole y nos metemos en la falla y eso es
como una extraescolar. Y luego acabó cantando el Cant de L’Estoreta, que es con
lo que empezaron las fallas infantiles. A mí me apretaban desde Junta Central
Fallera mucho con el tiempo pero nos ceñimos a lo establecido.
¿Cómo evitar meterse en
charcos?
Es muy difícil no pisarlos y hay
que ir con pies de plomo, por lo que es
esencial tener un asesor que tengas detrás anticipándose a lo que pueda pasar.
Decides tú, no Junta. ¡Eso faltaba! Así que cuando vas a hacer algún cambio o
estrenar algún traje distinto, es de prever polémica. Y las redes sociales
generan más presión porque antes eran sólo los corrillos. Sobre todo cuando te
diriges a una niña, hay que tener más respeto.
¿Una FMV necesita dinero?
Precisa de una estabilidad
económica. Si mis padres estuvieran en el paro, no me presentaría pero con
trabajos normales y una economía media, se puede perfectamente. En esto hemos
avanzado mucho. Ojalá hubiese sido así en el 99 porque mis padres no hubieran
tenido que decir que no.
¿Desmerece sin espolín?
En absoluto. He visto espolines
muy mal trabajados y rayones que son una maravilla. El hábito no hace al monje.
El traje hay que saberlo llevar y buscar lo que te favorece más. De valenciana
puede estar guapa cualquier mujer pero siempre buscando la estética que mejor
se le acople.
¿Se ven muchas falleras como
disfrazadas?
Con el tema de vestir a l’antiga
te puede salir o muy bien o fatal y es porque la gente no se informa y no acude
a los sitios indicados. Todo el mundo puede hacer un traje de fallera pero uno
tradicional, si no se imita bien, se convierte en un disfraz. Es mejor no hacer
mezclas sin haber consultado previamente.
¿Qué se tiende a mezclar?
Casi nunca se acierta ni con el
aderezo ni con las manteletas porque se quiere inventar. Ven un aderezo que no
es ni racimo ni balconet y creen que no es tradicional y se lo ponen.
¿Cómo han de ser las peinetas?
Han salido los modelos con
bolitas pero son idóneas para un traje en concreto de una época determinada en
que se imitaban los trajes afrancesados. Y conste que hasta yo lo he hecho con
una sobrina que fue Fallera Mayor Infantil de nuestra en 2015 porque se la
regalé. Pero luego te das cuenta que buscando cosas distintas, lo estropeas. El
ejemplo está en que Daniela innovó pero haciéndolo bien, basándose en escenas
costumbristas. Por ejemplo, llevaba el corpiño por dentro y con el lazo por
fuera. Eso antes de 2018 no se veía. Habrá defensores y detractores pero se ve
en los cuadros de Pinazo.
Y buscaría reproducciones
antiguas, con motivos como angelitos, corazones…
¿Qué traje gustó más?
El San Jorge color fresa con el
jubón de terciopelo azul por dentro, que se lo confeccionó Flor de Cotó para el
homenaje a la Senyera del Marítimo. Y para los más puristas, el de la gala de
la cultura: nadie había llevado un farfalar nunca.
¿Uno o tres moños?
Un moño para un traje del XVIII
pero tradicional, es decir, con un jubón envarado, que la pala no se venga para
arriba, camisa y el pañuelo sin coser porque te da mucha versatilidad para
cambiar de trajes o simplemente de colocación. La corte de 2018 los llevaba sin
coser y se colocaban de forma diferente. Un traje con un largo que deje ver
bien el tobillo y el vuelo, controlado con enaguas almidonadas o un cancán no
exagerado y una peineta acorde, o bien cuadrada o la típica de punta.
Con tres moños, los rodetes son
demasiado grandes y por comodidad, todo el mundo lleva todo cosido cuando un buen rodete hecho a mano, se nota.
A veces se ponen unas enseimadas enormes. Cada vez más grandes y con más
vueltas de forma que parecen CD.
¿Qué colores son los del
XVIII?
Siempre tintes naturales: rojo,
verde, azul, amarillo… pero sin buscar pistachos o fucsias o naranja butano. Y
siempre sutiles.
¿Cómo es un traje como si
fuera del XVIII?
En el jubón les hacen la estética
pero luego llevan una puntilla cosida hacia fuera, la pala se dobla un poco, el
lazo se lo ponen delante, las manteletas son potentes de fallera… Así hemos
hecho trajes todas pero no los adecuados para llevarlos con un moño.
¿Y un traje de farol?
No ha de ser exagerado sino
mantener forma de farol. En muchas ocasiones, cuando levantas la manteleta,
están chafados para que no se les abombe pero han de tener forma de farolito y
que el pañuelo lo baje un poco para no parecer un jugador de rugby. Y no hacer
escotes exagerados.
Siempre ha de verse el pie. Un
traje nunca puede tocar el suelo. El vuelo puede ser más generoso pero con un
movimiento natural, para que no parezcan campanitas.
Los colores, mejor fuertes pero
siempre tradicionales. Me encantan un verde y oro y también el blanco.
¿Qué pieza no puede faltar
nunca?
El jubón negro. Se lleva con
todo. Es mi producto estrella. Tengo uno y acabo de hacerme otro. Te lo puedes
poner por fuera o por dentro, para actos religiosos… Lo llevaría para todo
salvo para ir a Alicante por el calor, tanto para niña como para mayor siempre
buscando que la colocación del pañuelo sea la que más te favorezca pero no he
visto a nadie a la que un jubón negro no le quede bien. Y lo acoplas con todas
las faldas que tengas.
Tampoco puede faltar una falda
lisa con una buena randa que combine con varios jubones y no te encierras en el
mismo traje siempre pero has de llevar los complementos sueltos.
¿Y algo a evitar?
Por ejemplo, combinar un corpiño
de terciopelo, que es de invierno con una falda de algodón, que es de verano.
¿En general no se combina?
Totalmente. Se va al conjunto
tanto en niño como en niña. A mi hijo el año pasado le hice dos trajes
completos y otro chaleco y lo iba combinando. No te ciñes a ver siempre el
mismo traje estructurado. Hay que intentar no coserlo todo para poderlo combinar.
Y luego hay piezas que están
desaprovechadas como el corpiño de manga larga de la ofrenda porque entre la
mantilla, la banda… no se ve prácticamente nada. Como no lleves una manga
trabajada, no te dice nada porque lo tapas.
¿Hay que perder el miedo a probar?
Sí pero siempre si no se sabe,
preguntar a alguien que sepa un mínimo. En mi caso, aún me guía Dani Lisarde,
de mi grupo de baile. Puedes consultar también con tu indumentarista aunque
puede ser arriesgado porque hay mucha diferencia entre un indumentarista y una
modista. Modista es cualquiera que pueda coser un traje. Indumentarista es otra
cosa.
¿Qué mantilla?
Si vas vestida de fallera, has de
llevar un terno, una toalla o un dengue pero no una mantilla de media luna, que
es del XVIII. Hay una teoría que dice que las piezas antiguas las guardaban y
tú te puedes poner un complemento del XVIII con un traje del XIX porque se
supone que lo habías heredado de tu bisabuela pero sinceramente, yo no veo un
dengue con un traje del XVIII.
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