Eduardo Ovejero.
Por
obra de su historia, España es una unidad de mercado, de cultura y
de población. También es una unidad política, con sus espacios
geográficos bien delimitados desde hace más de cinco siglos. España
es lo que comúnmente en todo el mundo se entiende por una «nación»,
y en casi ninguna otra nación de Europa, pertenezca o no a la Unión,
salvo en Portugal, se ha conocido una continuidad territorial
semejante.
Nuestra
Transición Democrática, realizada contra toda expectativa, (no la
creíamos ni nosotros mismos), fue un enorme éxito. Se ha convertido
en un modelo para todo el mundo, fue un “milagro”, nuestro
milagro.
Discurrieron
años excelentes, pero a mediados de los noventa, un socialismo
trasnochado y corrupto, empañó nuestra imagen. Fue a partir de
1996, con la victoria popular, cuando empezamos a recuperar nuestra
representación, llegando al año 2004, siendo el País más valorado
de Europa, consiguiendo que incluso en países muy lejanos, donde
antes casi no nos conocían, su confianza y percepción hacia los
españoles, aumentara de forma considerable, situándonos como
referentes.
Volvió
a gobernar en 2004, el socialismo, así lo quisieron los españoles y
tras SIETE años, desaparecimos del pelotón de cabeza. Nuestra
imagen política y económica ante Europa, ante el Mundo, se
oscureció. Nuestra reputación externa e interna se desplomó. El
entorno institucional y político bajo la influencia de Zapatero,
(recuerden los socialistas, Zapatero era su Secretario General,
parece que lo borran de su memoria, que es muy selectiva), nos hizo
perder el respeto internacional. Nos convertimos recuerden, en tan
sólo SIETE años, en una Nación, en la que los extranjeros
recomendaban no invertir, ni tan siquiera visitar.
La
Izquierda “progresista”…., en sus devaneos con países un tanto
“rarillos”, donde la seguridad jurídica deja mucho que desear,
ahuyentó ya no sólo a los inversores económicos, si no puso en
prevención política hacia nuestro País a otras Democracias muy
consolidadas.
Hartos
los ciudadanos de esa deriva política, con sus votos libremente,
decidió a finales del 2011, que los populares volvieran a pilotar la
nave española, y en tan sólo DOS años, de nuevo la confianza, el
prestigio de España vuelve a valorarse en el resto de Europa. Se ha
pasado de ser nuestra nación un problema, a ser la solución.
Si,
la solución, junto a Alemania, para retomar aquel espíritu
europeísta, que en los cincuenta, grandes estadistas comenzaron a
impregnar nuestro viejo continente, cuna de la civilización mundial.
En
aquellos comienzos España, no se sentaba en aquella mesa de
decisiones, pero hoy no habrá Europa sin España.
La
Unión nació bajo el signo de la reconciliación, de la renuncia al
resentimiento. Y algo de resentimiento parece haber en los discursos
xenófobos, populistas o simplemente miopes que comienzan a
proliferar. Y para combatirlos hemos de aglutinar bajo las siglas del
PP Europeo todos los apoyos de las personas que aunque no militen en
nuestro Partido también deseen lo mejor para nuestro País.
El
Proyecto Europeo requiere unos ciudadanos identificados con sus
valores y dispuestos a defenderlo. Gracias a los populares, en España
estamos recuperando el respeto por la Constitución, la Democracia,
los símbolos patrios, la familia y la Libertad
El
DOMINGO nuestro voto, el de cada uno, no sólo concierne a nuestro
País, se convierte en la consolidación del futuro de Europa.
Por
ello, no lo duden, Europa, depende de España.
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