Pere Valenciano. Lo sucedido en las elecciones europeas del 25-M merece un análisis profundo y sosegado: a nivel del continente, preocupante ascenso de los partidos xenófobos, racistas y eurófobos; y a nivel español, el hundimiento del bipartidismo y el crecimiento de numerosos partidos pequeños y la confirmación de la deriva independentista de Cataluña y también el País Vasco.
La Unión Europea se ha convertido en una unión económica, financiera y de poderes fácticos, que no ha sabido dar solución a los problemas de la gente, en especial el elevado paro en los países del Sur, a los que la troika ha aplicado una política agresiva de recortes, que ha supuesto en casos como el de Grecia o Italia, la irrupción de partidos radicales antieuropeos. La pobreza del Sur y el empuje de la inmigración en un mundo globalizado con 203 millones de desempleados según la Organización Internacional del Trabajo, ha disparado la xenofobia, el racismo y la eurofobia en media Europa, con casos dramáticos en Francia o Gran Bretaña, donde los dos partidos más votados quieren acabar con el proyecto de la Unión Europea.
Pero no son casos aislados, sino que una decena de países han visto cómo avanzan los extremismos, desde pequeños partidos neonazis a grupos de extrema izquierda que sumaban apoyos en un continente que no se ha construido en base a las personas, sino en los mercados. De aquellos polvos, ahora estos lodos.
En España, varios son los titulares: hundimiento del bipartidismo -pasando del 80% que sumaba PP y PSOE en 2009 a menos del 50% en 2014-, irrupción de 'Podemos' y confirmación de la deriva independentista de Cataluña y País Vasco.
Los dos grandes partidos pagan los platos rotos de la crisis económica que se arrastra desde el 2009, pero también los casos de corrupción que salpican a ambos sin que ninguno haya tomado medidas drásticas y ejemplarizantes que hagan recuperar la confianza de los ciudadanos en su honradez.
Con el varapalo al bipartidismo, numerosos partidos han sabido capitalizar el malestar del pueblo, harto de la crisis, hastiado por los más de 5 millones de parados, con una economía que mejora en los grandes datos, pero que no acaba por traducirse en la creación rápida de empleo. UPyD e Izquierda Unida vuelven a dar un paso hacia adelante. El partido de Rosa Díez crece en todas las comunidades autónomas y en los municipios, lo que le convertirá en un partido clave en las elecciones municipales y autonómicas y las generales del próximo año. IU, por su parte, capitaliza por la izquierda del PSOE el malestar con los socialistas, que son los peor parados de estas elecciones, pues estando en la oposición no han sabido capitalizar el malestar de la sociedad.
Otros partidos que han aprovechado esta coyuntura de desengaño y enfado de la sociedad ha sido Ciudadanos, que logra dos eurodiputados, pero sin duda la gran sorpresa ha sido la irrupción de Podemos, con la estrella televisiva Pablo Iglesias, que ha arrasado con 5 diputados gracias a un mensaje directo, claro y radical.
Los populares pierden 8 diputados -se quedan con 16- y salvan los muebles al ser el partido más votado, el único en toda Europa que consigue serlo siendo formación de gobierno. No obstante, tendrán que hacer una profunda reflexión sobre lo sucedido. Los socialistas, por su parte, se desploman con 9 eurodiputados menos, lo que ya ha provocado el anuncio de salida del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. La sociedad recuerda que el PSOE gobernaba en la legislatura del peor momento económico y no le perdona sus líos internos y falta de renovación. Ahora tiene una oportunidad de oro para rearmarse.
Mención aparte merecen los casos de País Vasco y Cataluña. En el primero, PNV y Bildu arrasan, mientras que en la segunda Esquerra Republicana es por primera vez desde la transición, el más votado, por delante de CIU. Avanza, por tanto, el independentismo y Cataluña confirma el error estratégico de CIU y el hundimiento del Partit dels Socialistes de Catalunya. CIU ha pagado su deriva soberanista, superada la copia por el original, ERC, llamada a arrasar en las próximas elecciones autonómicas que se celebren en Cataluña. Se veía venir, pero Artur Mas y su equipo más próximo no han querido verlo. La huida hacia adelante les abocará a la ruina electoral.
En clave valenciana, Compromís confirma que será un partido clave en las elecciones autonómicas y municipales de 2015, al haber logrado con Primavera Europea un eurodiputado, un hito histórico para el nacionalismo autóctono, de la mano de Jordi Sebastià, alcalde de Burjassot.
Un último apunte a modo de reflexión final: los gobiernos y los poderes fácticos de Europa deben ponerse las pilas, trabajar sin descanso para dar soluciones a los ciudadanos, modificar la política de recortes que ha marcado Angela Merkel desde que estamos en crisis, y generar empleo con celeridad, si no quieren que Europa se convierta en una olla a presión con consecuencias muy peligrosas.
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