Susana GisbertEste fin de semana asistíamos a la elección de las candidatas a falleras mayores de Valencia y cortes de honor. Por fin en el momento cronológico habitual y en unas condiciones que, si no fuera por la presencia de mascarillas, se parecía mucho a las Fallas pre pandemia. Ojala sea, como parece, el principio de una nueva normalidad que ahora sí sea más “normalidad” y menos “nueva”.
Pero, mientras tenía lugar el proceso que culmina en la Fonteta, ocurría algo que nos llenaba de rabia. Una de las candidatas era insultada en redes sociales por razón de su origen. Triste y vergonzoso.
No entraré, por razones obvias, en la vertiente judicial del tema ni en su desarrollo, que cada cosa en su sitio y cada sitio en su cosa. Pero sí quiero incidir en una cuestión que como valenciana y fallera me atañe: la diversidad de las fallas.
Las Fallas no son racistas, ni xenófobas. Más bien lo contrario, fomentan valores de igualdad. Si no fuera así, la UNESCO nunca nos hubiera distinguido como patrimonio inmaterial de la humanidad. Precisamente el mundo fallero, encabezado por su propia Junta Central, no perdió un minuto en manifestarse en contra de lo que había que ocurrido. Como tiene que ser.
También las candidatas y el propio jurado quisieron formar parte de un vídeo donde se reivindicaba la diferencia y las protagonistas hacían burla de sí mismas. También como tiene que ser. La tolerancia 0 contra el odio es algo más que palabras.
Probablemente, los intolerantes que escupieron esos mensajes no fueran falleros. En primer lugar, porque falleros y falleras somos gente valiente, y jamás necesitaríamos escondernos bajo un pseudónimo para decir nada. En segundo término, porque alguien que excluye a otra persona por un motivo de ese calibre no tienen ni idea de lo que son las fallas ni Valencia, haya nacido donde haya nacido.
He esperado a escribir este artículo a que la elección se hubiera consumado, a tener blanco sobre negro el nombre de las 13 candidatas adultas y las 13 infantiles. Porque había llegado a escuchar que todo esto era un montaje para dar visibilidad a la fallera injuriada. Otra barbaridad que había que rebatir.
Las fallas son iguales y diversas como lo es el pueblo valenciano, Y por eso se han de rechazar firme y rotundamente hechos como estos.
Ahora solo falta que a las candidatas se las llame “mujeres” en vez de “señoritas”. Pero eso ya lo dejamos para la próxima.
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