El entierro será el jueves día 12 a las 18 horas desde su domicilio de la calle de las Cruces. /EPDA Conocí a Fernando, Don Fernando, hace muchos años, el tiempo pasa a tanta velocidad que parece que fue ayer el año 2000 y ya estamos casi en el 2023. Compartí con el algunas comidas, momentos de estudio, de ilusión, se interesaba por la marcha de las obras de las Escuelas de Casinos y hasta compartíamos el transporte con el coche de línea, con la Chelvana.
Fernando siempre estaba igual, familiar, simpático, generoso y conciliador. Sus horas dedicadas a la enseñanza sobre todo en su querido Villar del Arzobispo, dejaron huella en sus alumnos y profesores, ya que el siempre valoró a la persona, respetó los sentimientos y se volcó con los más necesitados.
Sus largas horas invertidas en la educación, enseñanza y cultura en Villar del Arzobispo, han marcado una época del siglo XX al XXI, que no se concibe sin la figura de Don Fernando. Sería interminable en un obituario de despedida, referir todos los momentos de afecto que Fernando regaló a su pueblo y los habitantes del mismo.
Cuando he recibido la inesperada noticia, además de la extrañeza, me ha producido esa desazón de que la muerte no avisa, siempre es inesperada. Ese momento tiste, viene acompañado por las obras buenas que dejamos los humanos y tu mente empieza a recapitular los momentos compartidos.
El primer sentimiento que nace en tu ser, es que nos ha dejado un hombre bueno, una buena persona, entregada y amante de lo que él vivió como vocación; ese sentimiento es humano, expresa la debilidad del momento, ante la pérdida de un ser querido.
El segundo sentimiento que aflora desde lo más profundo de tu ser, es que Fernando no ha muerto. ¡No!, Fernando sigue vivo cada vez que tengamos los libros que el escribió ante nuestros ojos y los acariciemos con nuestras manos; Fernando sigue vivo en cada rincón de la casa de los Cinteros, a la que tantas horas dedicó a abrir sus puertas y a disfrutar enseñándola; Fernando sigue vivo en la mente de esos alumnos que tantas horas dedicó para que desde niños, aprendieran a ser hombres del mañana; sigue vivo en las aulas de las escuelas, en el patio, en las calles de Villar del Arzobispo, porque cuando una persona lo da todo por voluntad propia, es imposible olvidarlo.
Fernando, "Montero", como le llamaban familiarmente los músicos de la Unión Musical Santa Cecilia de Villar del Arzobispo, estará junto a vosotros entre los asientos que ocupan los saxofones, estará cada vez que la batuta suba a lo alto para dar la entrada de una obra, estará a vuestro lado cuando salga alguna nota desafinada y él tenga que corregirlo, finalmente pienso que su presencia os acompañara cuando desfiléis, al hacer algún concierto, o cuando celebréis la fiesta de Santa Cecilia.
Hoy es un día de alabanzas, de recuerdos, de memoria, mañana saldrá el sol de nuevo, ya nos hemos percatado de que Fernando emprendió el camino de la eternidad, pero hay tantos momentos para recordar, que seguirá presente en los concursos literarios, en las explicaciones que ofrecía cuando hablaba de sus buenos alumnos, o en cada explicación que nos daba cuando con sus notas estudiosas nos ilustraba.
Fernando: buen maestro, buen hombre, buen amante de su pueblo, las notas del saxo tenor dejaron de sonar, tus delicadas manos que enseñaron a los más pequeños de Villar del Arzobispo y otros pueblos, a escribir, a pensar, a amar, dejaron por un momento de acariciar ese instrumento que durante una vida fue tu compañero de viaje, pero bien seguro estoy que allá donde te encuentres, te será fácil volver a empezar, volverás a repartir cultura, educación, simpatía y humildad, porque fueron los valores que adornaron tu vida, y son la corona laureada que la gloria te otorga por ser como fuiste durante toda tu vida.
Desde el más profundo sentimiento me atrevo a acompañaros en este momento de dolor, a la familia y a ese querido pueblo de Villar del Arzobispo, que siente la música, la cultura y el afecto, gracias a un hombre que se entregó con bondad a todos.
Amigo, espérame en el cielo, siempre te recordare como un hombre pacificador, buen oyente, comprensivo y familiar. Descansa en paz.
El entierro será el jueves día 12 a las 18 horas desde su domicilio de la calle de las Cruces. Un abrazo a su familia, a sus alumnos y al Villar del Arzobispo.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia