Imagen del desfile. FOTO: SERGIO MAESTRO El diseñador
Carlos Haro contactó hace un tiempo con
el Departamento de Fiestas del ayuntamiento para colaborar en alguna actividad
con los festeros o los falleros. Los festeros buscaban una idea nueva para un
evento que, por 5 euros la entrada, les permitiera recaudar fondos con los que
engordar un presupuesto de fiestas que cada año decrece un poco.
Que uno y
otros coincidieran era cuestión de encontrar una idea válida para ambos. Y esa
idea fue el desfile de moda que se
celebró el sábado 10 de mayo en el Espai Jove: los festeros se ocupaban de la
barra, la taquilla y acomodar al público. Las festeras de lucir los modelos de
alta costura.
Para todos era
la primera vez que se embarcaban en un evento de este tipo, lejos de las
habituales cenas, discomóviles y fiestas para jóvenes. Quizá por ello esperaban
que el público respondiera a la novedad.
Pero el
público no respondió.
“Cada vez hay menos dinero, el presupuesto
disminuye cada año y si buscamos iniciativas nuevas y los vecinos no colaboran
es difícil sacar adelante una programación decente”, se lamenta Aitor Ballester, el cap de los festeros de este año.
Colaboraron
solamente los más cercanos: familiares y amigos. Gente dispuesta a echar una
mano siempre, pero no son suficientes para que el presupuesto crezca, por lo
que ahora los festeros vuelven a la duda inicial: ¿repetir actos de todos los
años para recaudar o buscar alternativas novedosas?
El problema
es que el tiempo se acaba. Las fiestas se celebran a principios de septiembre
y, al margen de cartones y fórmulas tradicionales de recaudar fondos, queda poco
tiempo para inventar ideas que
completen el presupuesto.
Pese a todo,
el trabajo con el diseñador de Aldaia ha sido divertido. Las festeras han
disfrutado y para ellas la experiencia ha merecido la pena.
“Nos lo pasamos muy bien, estamos dispuestas
a repetir la experiencia cuando haga falta”, asegura Carla Alpuente, una de las festeras reconvertida en modelo por un
día. “Sabíamos que algunas vecinas lo
tenían como diseñador, así que decidimos contactar con Carlos Haro. Hicimos una
primera prueba en la que nos probó vestidos y tomó medidas. En la segunda ya
nos probamos los vestidos que nos había adjudicado a cada una, aunque, eso sí,
apenas 24 horas antes del desfile”.
Y es que los
últimos días fueron algo ajetreados para las festeras. El viernes por la mañana,
la prueba final y los ajustes; por la tarde, a montar palets y moqueta, con la ayuda de los festeros, naturalmente.
Y el sábado,
el estreno.
Desde las 3
de la tarde encerradas en el Espai Jove con el peinado, el maquillaje y los
trajes. Del peinado se ocupó uno de los festeros, José Parralejo. El maquillaje estuvo a cargo del campeón nacional
de maquillaje en 2011, Jesús Sáez,
un reconocido experto en novias y falleras. La puesta a punto de los trajes,
con algún apaño de última hora tirando mano de agujas, obra de Carlos Haro.
Y todo lo
demás quedaba en manos de los festeros.
Un
espectáculo original, visualmente atractivo, del que todos los que asistieron
hablan maravillas, aunque esos todos eran muy pocos… quizá en una futura
edición logre cumplir con su gran objetivo: recaudar fondos para la
programación de fiestas.
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