Un tramo de la AP-7“El Ministerio
de Fomento sigue sin aclarar qué piensa hacer en poco más de un año con la
autopista de peaje AP-7, una de las más rentables de España y que tiene una
intensidad media diaria que supera los 20.000 vehículos”, ha denunciado el
senador territorial Carles Mulet.
El vial ha sido explotado desde la década de los
70, cuando entraron en servicio y es en 2019 cuando acaba la concesión a la
empresa Abertis (Francia-Alacant). Esl resto de concesionarias son Ciralsa
(circunvalación de Alacant), Ausur (Crevillent-Cartagena), Aucosta
(Cartagena-Vera) y Ausol (Fuengirola-Guadiaro). La concesión de Ciralsa y
Aucosta puede prolongarse hasta 2040 y 2044 respectivamente y la de Málaga-Estepona
hasta 2054. La corporación Abertis obtuvo en 2014 unos ingresos de 4.889
millones de euros y unos beneficios de 655 millones. Además de la AP-7 explota
las R-2, R-3 y R-5, que el PP pretende rescatar de su situación a partir del
próximo verano y que se estima costarán unos 50 euros de media por ciudadano en
lo que técnicamente denominan para justificarlo ‘Responsabilidad Patrimonial de
la Administración’.
La pregunta al Gobierno de Mulet surgía tras las
declaraciones del delegado del Gobierno Central en el País Valenciano que
afirmó, como también hizo la ministra en su día, “que no alargarán más la
concesión” -tras dos prórrogas- pero que el Gobierno podría optar por no
suprimir totalmente el peaje en la AP-7 para «compensar» el déficit acumulado
en otras autopistas como las radiales de Madrid u optar por otras fórmulas de
gestión. El senador fue claro y reclamaba saber si este final de la concesión
supondría también el final del cobro de peajes o por el contrario estos seguirían,
a pesar de que el dinero se lo quedará el Gobierno para paliar el déficit de
las autopistas radiales de Madrid.
“La respuesta no puede ser más insultante al
señalarnos lo que todo el mundo sabe: el contrato de concesión de la autopista
AP-7, Tarragona-Valencia-Alicante, finaliza en el año 2019. Ello significa que
la relación contractual con la sociedad que actualmente explota la concesión
habrá finalizado, revirtiendo la autopista a la Administración General del
Estado, pero sin clarificar para nada nuestros temores, que son que se les
ocurra mantener regulado el uso del vial mediante peaje y no se abra al público
como herramienta y vial de gran capacidad que articula el territorio y
soluciona graves problemas de accesibilidad, accidentalidad y movilidad por
toda la autonomía. Algo que ya nos merecemos después de 40 años pagando peajes”,
ha añadido. “A pesar de ello la respuesta, sobre el futuro de la AP-7 es tan
imprecisa, que evidencia que algo esconden sobre este negocio”, concluye.
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