Salva Gallur. Los valencianos nos enfrentamos a una de las elecciones
generales más importantes de la democracia. En un momento en que el catalanismo
disfrazado bajo el manto populista y mediático de Mónica Oltra, ha copado buena
parte de las instituciones valencianas, y un sector de los catalanes quiere la
independencia de España –con ERC y la CUP reivindicando los Països Catalans-,
una voz valenciana es más imprescindible que nunca. El fantasma del catalanismo
radical ha ido tomando cuerpo y hoy ya es una amenaza real. Por eso, y por
otras razones que voy a explicar, es imprescindible que ‘Som valencians’ tenga
representación en el Congreso de los Diputados a partir del 20 de diciembre.
En la democracia hemos asistido a gobiernos del PSOE y del
Partido Popular, que han ido cediendo a las reclamaciones –en ocasiones
chantajes- de determinados partidos, en especial los nacionalistas de CIU, PNV
o Coalición Canaria, básicamente. Gracias a estos acuerdos, han obtenido
inversiones del Estado que, sin embargo, nunca han llegado a la Comunidad
Valenciana. Aquí tenemos una Generalitat Valenciana hundida por culpa de los
desmanes del Partido Popular, pero también porque sufrimos una
infrafinanciación por parte del Estado, un hecho en el que coinciden partidos y
agentes económicos. Barcelona, la misma que ahora pide la independencia de
España, bien que recibió dinero de todos los españoles para los Juegos
Olímpicos de 1992, mientras Sevilla disfrutaba ese mismo año de la Expo. ¿Y
Valencia? Recibió migajas y tuvo que esperar años y años a tener terminada la
A-3, aquella maldita Nacional III que des-unía Madrid con Valencia hasta hace
bien poco tiempo. Lo mismo sucede con el AVE Madrid-Valencia, primera y tercera
capitales de España, mucho más
tarde que Madrid-Barcelona y, especialmente, Madrid-Sevilla, que se hizo para
dar gusto al entonces presidente Felipe González y su Expo de Sevilla. Mientras
tanto, el AVE desde Barcelona a Almería-Granada sigue durmiendo el sueño de los
in-justos.
Estos son ejemplos históricos de la discriminación que sufre
la Comunidad Valenciana, una de la que más aporta al Estado y la que menos
recibe. No lo dice ‘Som Valencians’. Lo dicen las estadísticas, tozudas, pero
muy fiables. Mientras los catalanes amenazan con marcharse, los valencianos no
tenemos ni voz propia en Madrid. Populares y socialistas han ido siempre al
dictado de sus dirigentes en Madrid, mientras que Compromís, que han tenido un
gran éxito electoral en las elecciones municipales y autonómicas, van a dar
también la campanada en las generales, lo que supone un peligro para los
valencianos, por cuanto sus líderes se dividen entre quienes desean pactar con
Pablo Iglesias –el caso de Mónica Oltra- y quienes se sienten más catalanes que
valencianos –la rama del Bloc Nacionalista Valencià, la antigua Unitat del
Poble Valencià-.
Ahora es el momento. Frente a los catalanistas y los
partidos que obedecen al dictado de sus líderes en Madrid, los valencianos
necesitamos una fuerza que nos defienda apasionadamente y sin complejos,
gritando a España y al mundo que ‘¡Som valencians!’. ¿Te apuntas?
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