Carles Arques./EPDA
Llegamos al final del
2021 teniendo muy presente que la COVID-19 sigue estando en nuestra sociedad y
no podemos bajar la guardia para seguir avanzando. El proceso de vacunación
está siendo una cuestión colectiva a nivel global, pero las diferencias entre
la renta de los países es el mayor obstáculo para conseguir que el 80% de la
población mundial este vacunada a mediados del 2022.
Este es el compromiso
adquirido por el G-20 en la “Cumbre Mundial por la Salud” celebrada en Roma el
pasado mayo y donde se ha definido la hoja de ruta en la acción multilateral
para hacer frente a la pandemia. Estos compromisos se reafirman en actuar en la acción solidaria y mantener una
financiación sostenible para que las vacunas lleguen a todo los rincones del
mundo.
Hay que tener en cuenta, solo un 2% de la población en los países con renta
baja y un 19% con renta media baja están vacunados. La UE está liderando la producción y distribución de vacunas a
nivel mundial a través del Mecanismo COVAX, donde a final del 2021 habrá
repartido 250 millones de dosis y con el compromiso que sean 700 millones a
mediados de 2022.
La amenaza por la
COVID-19 sigue presente en todo el mundo con el aumento de casos y la nueva
variante Ómicron. Por lo tanto, la acción solidaria a nivel global tiene que
seguir acelerando y garantizar el acceso a la vacunación en todo el mundo. Los principales
obstáculos que están teniendo en África, donde solo hay un 12% de la población
vacunada, radican en el proceso logístico y la acción local. Aquí, es donde se
pone en valor la descentralización de nuestro Sistema nacional de salud y la
importante labor de la acción institucional a escala local.
En la actualidad, el
mecanismo COVAX está formado por 172 países, con nueve vacunas autorizadas por
la OMS, donde España, es uno de los países referentes en la donación y
colaboración de vacunas. Aun así, no es suficiente porque en África las
condiciones sociales y económicas no permiten realizar una campaña de
concienciación social o acceder a la vacuna con plenas garantías.
Por lo tanto, el
mecanismo COVAX tiene que volcar su prioridad más allá de la entrega de la
vacuna en África. Desde los países más desarrollados no podemos obviar a un
continente tan necesario para la convivencia y el desarrollo global. Mientras
en la UE o los demás continentes se está avanzando en la tercera dosis, hay
gente en África que no puede llegar a la primera por falta de infraestructuras
en un sistema nacional de salud. Por
esto, debemos reforzar y dotar al mecanismo COVAX de acciones en el desarrollo
de las políticas públicas en la gobernanza multinivel.
La Unión Europea ha
venido demostrando en estos casi dos años de pandemia, que la acción coordinada
y conjunta es la mejor respuesta en la lucha contra la COVID-19. En el debate
del Estado de la Unión de septiembre del 2019, nadie contemplaba la Unión de la
Salud y en el 2021 es una realidad que nos permite seguir avanzando. La libre
circulación de las personas ha estado posible por el certificado COVID digital
de la UE y hoy es impensable que ningún país, ni los terceros estados se
planteen su retirada. Es tiempo, que desde la UE volvamos a demostrar que somos
la palanca estabilizadora de progreso y avances sociales para derrotar la
pandemia a nivel mundial. África nos necesita y Europa debe liderar la
cooperación sobre el territorio.
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