Alcaldesa Quart de Poblet. EPDA Durante los últimos 30 años, los municipios del área metropolitana nos hemos dedicado, principalmente, a resolver las graves carencias de urbanización y equipamientos que padecíamos, y lo hemos hecho teniendo que soportar, a su vez, las consecuencias de la expansión urbana de las capitales, asumiendo las infraestructuras que las urbes no querían, como las plantas de tratamiento de residuos, las carreteras, y en el caso concreto de Quart de Poblet, los desmanes del antiguo “plan sur” y el desvío del cauce del rio Turia.
Ahora nos encontramos en un momento en el que, con todo este trabajo ya realizado, debemos ocuparnos en mirar hacia adelante y construir un modelo de gestión que dé respuesta a los retos del futuro.
Y en este nuevo modelo, las políticas medioambientales y de movilidad, se plantean irrenunciables.La actual pandemia ha puesto de manifiesto la importancia que tiene el modelo de ciudad y de territorio que queremos, y sus prioridades.
Conseguir ciudades y territorios saludables incluye, por descontado, pensar en la cuestión de las enfermedades contagiosas, pero también en otros muchos factores, como, por ejemplo, la calidad del aire que respiramos.
Debemos avanzar en el objetivo de conseguir “ciudades en 15 minutos”, y esto significa valorar la parte de nuestras vidas que desarrollamos en nuestro entorno inmediato, disminuyendo los desplazamientos masivos y aumentando un estilo de vida más pausado y menos contaminante.
Muchos de nuestros municipios podemos sentirnos orgullosos de haber mantenido ese concepto de “vida de pueblo” que otras metrópolis han perdido por el crecimiento de la capital, que en muchos casos ha acabado por colonizar a los municipios colindantes. Este concepto está muy ligado con el disfrute del aire libre.
El futuro, que antes se adivinaba concentrado en grandes ciudades como núcleos de la actividad económica, ahora se dibuja menos denso y más amable, basado en el modelo de vida de muchas ciudades mediterráneas en las que el entorno inmediato: la playa, el monte cercano, el bosque urbano o incluso las zonas cultivadas, sean espacios de disfrute en las que a centenares de metros de nuestras casas se pueda pasear, descansar y hacer actividades físicas en espacios abiertos que mejoren nuestro estado de salud.
Las periferias nos hemos convertido en generadoras por nosotras mismas de atractivos como lugares ideales para vivir, sobre todo a partir de la Pandemia del covid-19.
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