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Una de las cosas que
convengo con Wyoming es que el nacionalcatolicismo nunca se fue. De nuevo
reponen en La 2 el programa de la transición de Victoria Prego. No hay más que
mirar las imágenes para ver los millones de españoles que acudieron al funeral
de estado que se le hizo al dictador fascista. La vuelven a reponer para
recordarnos a todos que siguen estando y que pueden volver a tutelarnos.
El nacionalcatolicismo en
España forma parte del discurso dominante. Con la misógina reforma de la Ley
del Aborto nos convertiremos de nuevo en los Torquemadas de Europa, los
inquisidores que dominan con su fundamentalismo católico una sociedad que
fracasa en lo social.
Pero gobernar desde el
convento es mucho más. Es también hacerlo desde su acepción más refranera.
Ellos ya saben que son un gobierno provisional. Incluso algunos ya lanzan a la
oposición frases del tipo “ustedes que pronto gobernaran”. Ellos saben que son
un gobierno ilegítimo que ha mentido para llegar a las urnas. Ellos ya saben
que son un gobierno injusto que gobierna desde el absolutismo mayoritario para
una parte minoritaria de la sociedad. Ellos ya saben que son un gobierno
surgido de fondos irregulares. Ellos ya saben que les queda muy poco en el
convento y han decidido cagarse dentro y hacer todo lo que siempre han querido.
La coartada de la crisis les sirve para todo. Y lo más absurdo políticamente
es que saben que todas esas normas durarán lo que dure su provisionalidad.
Ningún otro partido les sigue en esta dictadura democrática con lo que
cualquier otro gobierno derogará todas estas normas.
Pronto hay elecciones
europeas y se podrá comprobar cuál es el nivel de hartazgo y de legitimidad
del Gobierno. Pero no se preocupen, se cagaran dentro pero se quedaran hasta el
final. Y después se cogerán la puerta giratoria y a trabajar en alguna empresa
afín.