La puesta en escena, minimalista. La propuesta, inédita y la expectación,
máxima. La propuesta de María Velasco, Ramón de Andrés y Stefanos Spanopoulus
fue acogida por los aficionados a la música en general y a la zarzuela, en
concreto con reservas iniciales. Villa Eugenia acogía su primer recital con el
género chico como protagonista. Las dudas tardaron en disiparse lo que la tiple
María Velasco en entonar sus primeras sílabas en un pasaje de registro óptimo. La
Canción del Olvido, obra del maestro Serrano sirvió para arrancar los primeros
y ya entregados aplausos del público. Dos romanzas del primer cuadro y la
canción de Rosina, cantada por el trovador, permitieron admirar en toda su
dimensión las portentosas voces soprano y barítono de Velasco y de Andrés, así
como el virtuosismo de Spanopulus al piano.
A continuación fue Luisa Fernanda la que puso a prueba a los cantantes. La
romanza de Vidal Hernando Por el amor de la mujer que adoro, continuó el programa y el dúo de éste con Carolina Para
comprar a un hombre, ambas del segundo cuadro del que fuera el primer éxito de
Torroba, mostró además las excelentes dotes dramáticas y actorales de ambos. El
recital fue descubriendo en cada una de las operetas nuevas y cada vez más
sorprendentes cualidades y timbres de unas voces que parecían capaces de llegar
a cualquier registro. Así, La tabernera del puerto, La revoltosa, Bohemios, La
Gran Vía, El barbero de Sevilla, Katiuska y La del Manojo de rosas fueron
arrancando ovaciones y aplausos que acabaron con el público en pie y con un
improvisado bis con el que se cerró el concierto.
“Cuando un músico es grande, no existen géneros chicos –comentó el concejal
de Cultura y Comunicación, Ferran Vilella-, hoy hemos tenido a dos de los
cantantes líricos de mayor nivel de nuestro país en un espectáculo que ha
compaginado la ligereza de un género popular con el talento y la calidad
musical de estos tres excelentes músicos”.
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