Desde
primera hora de la mañana una decena de activistas de Greenpeace han colgado en
el puente colgante de Cuenca una gran pancarta de más de 200 metros cuadrados
en la que se puede leer el mensaje "Cementerio Nuclear no", en
referencia al proyecto de construcción del Almacén Temporal Centralizado (ATC)
de residuos nucleares en Villar de Cañas (Cuenca).
"La
industria nuclear no tiene ninguna solución para el tratamiento de los residuos
nucleares, por ello debe gestionarlos de la manera más segura posible y
llevarlos a Villar de Cañas no lo es", ha declarado Raquel Montón,
responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace. "Para gestionar de forma
responsable los residuos nucleares lo primero es dejar de producirlos, es decir,
establecer un plan de cierre urgente y progresivo de todas las centrales".
Con
esta acción de protesta Greenpeace recuerda que de todos los métodos que
existen actualmente para gestionar los residuos de las centrales nucleares, el
menos peligroso como solución temporal es la construcción de almacenes
temporales individualizados (ATI) en contenedores en seco (sin necesidad de
usar un refrigerante líquido) en las centrales nucleares. De esta manera se
acercará al máximo posible el nivel de seguridad para la población,
trabajadores y medio ambiente.
Esta
propuesta de Greenpeace se basa en que:
La
construcción de un ATI en cada central es más seguro que la construcción de un
gran almacén temporal centralizado (ATC) porque se evita el transporte de los
residuos por la geografía española (entre 600 y 800 transportes altamente
peligrosos).
La
construcción de un ATI en cada central es más barato. El coste de construir el
ATC (la construcción, el mantenimiento y el transporte de los residuos) es de
unos 2.000 millones de euros, 20 veces superior al de los ATI necesarios en
España.
La
construcción de almacenes temporales individualizados ya es una realidad:
Trillo ya dispone de uno y Ascó lo tendrá en los próximos años. La central
nuclear de Zorita lo construyó para poder realizar el desmantelamiento.
Greenpeace
denuncia que el proyecto de construcción de un cementerio nuclear utiliza la
desesperación de las personas y de los municipios en la actual situación de
crisis y desempleo para favorecer únicamente los intereses de las compañías
eléctricas propietarias de las centrales nucleares.
La
organización ecologista recuerda que los ATI serían costeados por las compañías
propietarias y en el ATC los residuos serán gestionados por la empresa de
capital público ENRESA. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) justifica este
gasto público en una cuestión de seguridad: hace seis meses, el CSN limitó el
tiempo de almacenamiento del combustible gastado en las piscinas de las
nucleares, a consecuencia del accidente de Fukushima que ha puesto de
manifiesto el riesgo asociado con esas piscinas, y así consta en el acta del
Pleno celebrado el 13 de octubre de 2011.
En
cambio, Greenpeace hace hincapié en que, el pasado 27 de abril, el Ministerio
de Industria "olvidó" esta necesidad a favor de la seguridad al
redactar el proyecto de orden de revocación del cierre de la nuclear de Garoña.
En él justifica la prolongación de la vida útil de Garoña debido a la ausencia
de un ATC. Por ello la organización ecologista denuncia la utilización de ambos
argumentos, contrarios entre sí, en su habitual defensa del negocio nuclear de
Iberdrola y Endesa.
Residuos
radiactivos de alta actividad
Greenpeace
recuerda que los residuos provenientes de las centrales nucleares son un
material muy peligroso, debido a su elevado potencial radiotóxico y a su alto
nivel de radiactividad, que persiste durante cientos de miles de años.
Todas
las opciones de gestión de los residuos radiactivos de alta actividad
propuestas por la industria nuclear plantean serios inconvenientes, como el
almacenamiento geológico, almacenes temporales centralizados, reprocesamiento,
transmutación nuclear... Según Greenpeace, no existe ninguna solución técnica
para este problema que garantice que no se producirán efectos negativos sobre
la salud humana y el medio ambiente a corto, medio o largo plazo.
Por
ello, cualquier política de gestión de residuos radiactivos debe priorizar el
cese en el plazo más corto posible de su producción, lo que implica
necesariamente poner en marcha un plan de cierre progresivo pero urgente de las
centrales nucleares, ya que éstas son las que los producen. La viabilidad de su
sustitución por energías renovables es un hecho demostrado.
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