En la madruga del 20 de
abril de 1963, Julián Grimau, dirigente del Partido Comunista de España, era
asesinado por un pelotón de fusilamiento a las afueras de Madrid. 27 balas y
dos tiros de gracia acabaron con la vida de la última víctima de la Guerra
Civil.
Durante 1962, la Guardia
Civil y la brigada “político-social” efectuaron casi 2500 detenciones, gran
parte de ellos sometidos a todo tipo de torturas y malos tratos, con el
objetivo de que delataran a sus compañeros y poder desarticular la resistencia
antifranquista de la época, mayoritariamente comunista. El 7 de noviembre de
ese mismo año detuvieron a Julián Grimau en un autobús. Durante su arresto fue
golpeado brutalmente en la cara, en la cabeza y en el estómago. Además, para
intentar evitar un escándalo internacional, la policía lanzó el cuerpo de
Grimau por una ventana con objeto de simular un suicidio. Cayó de una altura de
6 metros a la calle, donde varias personas vieron lo sucedido, y al seguir Grimau
con vida fue trasladado a un hospital, donde guardó reposo de sus innumerables
contusiones, rotura de las dos muñecas y fractura de cráneo.
Finalmente el 18 de abril
de 1963, a través de una farsa judicial y con la connivencia de mismísimo
Manuel Fraga, el Consejo de Guerra condena a Julián Grimau, como autor del
absurdo delito de “rebelión militar continuada”, a la pena de muerte. La
comunidad internacional se movilizó contra aquel crimen de estado: Protestas
en todo el mundo y hasta 800 telegramas llegaron a Madrid solicitando la
paralización de la pena de Grimau. Todos los intentos fueron en vano, el
régimen franquista quiso advertir de ese modo a todo el que luchara por la
democracia en España.
Julián Grimau sacrificó su
vida y la de su propia familia por luchar contra la dictadura y por la
Democracia en nuestro país. Ahora se cumplen 50 años de su asesinato. Los
“demócratas de siempre” siguen gobernando nuestro país, la represión actual de
esta “dictadura de los mercados” se basa en recortar nuestros derechos,
privatizar los servicios públicos, devaluar las pensiones, desahuciar a
familias sin recursos... El mejor homenaje posible a Julián Grimau y a tantos
miles de comunistas, anarquistas, socialistas y progresistas que fueron torturados
y fusilados, es seguir luchando por esos mismos valores que costaron la vida a
quienes se quedaron en el camino. La Lucha continúa: Exigimos Memoria
Histórica, Democracia y Justicia Social.
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