Amparo Crespo. EPDACada mañana suena el despertador a las 06h, las 07h o las 08h, para los vecinos de Picassent o de cualquier municipio o ciudad. Un esfuerzo compartido que permite en cada trimestre o año que Hacienda o la Agencia Tributaria, en denominación moderna, recaude millones de euros para sostener la estructura, mantenimiento y necesidades del conocido como estado del bienestar en España. Sin embargo, ese esfuerzo colectivo que cuesta horas, días, semanas, meses.. a todos los profesionales que cada día levantan la persiana, no se ve recompensado cuando éstos les piden ayuda a sus ayuntamientos frente a situaciones excepcionales, como la que sufrimos por la Covid. Y se encuentran con carencias propias del sobreesfuerzo económico al que el propio Estado somete a sus consistorios.
Por ello, si la Agencia Tributaria usa el lema de que “Hacienda somos todos” no es menos propio decir que “cómo los ayuntamientos”, ya que son realmente la casa del pueblo.Así que llegados a este punto, hay decir que debido al gran esfuerzo de los consistorios, como administraciones más cercanas a los ciudadanos, para combatir los efectos nocivos de la doble crisis, ha llegado el momento en que el Gobierno de Pedro Sánchez inyecte liquidez a unas arcas municipales extenuadas tras un año de pandemia.
O dicho de otra forma, el Estado debe conceder al pueblo lo que necesita, y no hay mejor forma de hacerlo que a través de los ayuntamientos, ya que llevamos un año recibiendo lecciones de lo qué se puede hacer y lo qué no, de lo legal y lo prohibido, mientras que no llegan los fondos vitales para ayudarnos a superar esta crisis. Y para ello, es momento de que Pedro Sánchez delegue en los ayuntamientos, canalizando el 14,5% de los fondos europeos para la reconstrucción o 4.000 millones de gasto de contingencia frente al Covid-19 junto con 1.000 millones para rescatar el transporte público como pidieron éste lunes los alcaldes de Valencia, Madrid o Zaragoza.
De hecho, nuestros municipios han tenido que realizar un esfuerzo sin precedentes en el año que llevamos de pandemia, lo cual pone de manifiesto, no solo que deben recibir ayudas vitales para ayudar sus vecinos en estos duros momentos si no que ha llegado el momento de plantear un sistema de financiación de las entidades locales más equitativo con sus necesidades. Y es que reinvertir en ayudas e inversiones que ayuden al tejido productivo de la ciudad, canalizando vías de financiación para apoyar a los comercios, autónomos, hosteleros, etc.. que están sufriendo esta crisis, pero también abriendo los consistorios al futuro, es la mejor forma de que la Agencia
Tributaria demuestre que “Hacienda somos todos, como nuestros ayuntamientos”.
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