Manuel J. Ibáñez FerriolEl término en español es un cultismo; se corresponde con el sustantivo latino violencia, que deriva del adjetivo violens, -entis, que significaba «impetuoso», «furioso». En última instancia, el origen latino de la palabra es el sustantivo vis («fuerza», «poder», «potencia»). Podemos considerarla como la “interacción” entre individuos o grupos, presente en el reino animal, por medio de la cual un animal o grupo de animales, intencionalmente causa daño o impone una situación, a otro u otros animales. se manifiesta como modalidad de una serie de conflictos sociales muy variados, de signo diverso, como la guerra, el genocidio, el crimen, el terrorismo de Estado, el terrorismo, la legítima defensa, la violencia de género, la violencia intrafamiliar, el Maltrato infantil, resistencia a la opresión, la esclavitud, las cárceles, los duelos y riñas, algunos deportes y artes marciales, la crueldad hacia los animales … La OMS la define de la siguiente forma: El uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia, o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte.
Podemos pensar que el fenómeno de la violencia se da en momentos de más calor ya que las elevadas temperaturas interactúan sobre la mente del individuo provocando determinados episodios que pueden alterar su sistema nervioso, dejando una parte del raciocinio sin funcionar. Pero en estos momentos comprobamos que las temperaturas elevadas poco tienen que ver con los episodios violentos ya que la guerra de Rusia contra Ucrania se da en una región fría generalmente y comenzó en meses todavía frescos. Los crímenes contra la mujer ocurren también en cualquier momento del año, al igual que el aborto, los asesinatos de grupos o personas mayores, los crímenes contra los niños y jóvenes, y la destrucción constante de los espacios naturales.
La violencia puede deberse a causas psicológicas o patológicas. Sigmund Freud afirma de hecho que una pulsión de muerte o tánatos se opone destructivamente a un segundo principio vital que llama libido o eros. Pero Erich Fromm, por otra parte, hablando sobre la pulsión de muerte en El miedo a la libertad (1941), afirma que ese principio tiene un origen exterior o social: “El impulso de vida y el de destrucción no son factores mutuamente independientes, sino que son inversamente proporcionales. Cuanto más el impulso vital se ve frustrado, tanto más fuerte resulta el que se dirige hacia la destrucción; cuando más plenamente se realiza la vida, tanto menor es la fuerza de la destructividad.
Esta es "producto de la vida no vivida"
Estudios clínicos recientes han encontrado, en la orina y en la sangre de pacientes afectados por ciertas enfermedades mentales, una toxina que parece anormalmente producida por su organismo. Esta toxina (una bufotenina) no ha sido encontrada en esas dosis más que en pacientes que presentan trastornos psicológicos y también en pacientes no drogados y sin contacto con anfibios, pero violentos. Se ignora aún si este proceso está implicado en los dos casos y en determinar si esta molécula está en el origen de los trastornos mentales en el hombre. Unos indicios argumentan en todo caso en favor de ciertas similitudes entre la acción de la bufotoxina sobre el cerebro, y en particular sobre la degradación de la serotonina y unos procesos que intervienen en los desórdenes mentales.
Con estos planteamientos, ¿Cómo debe ser el comportamiento del individuo? Es cierto que no suele tener actuaciones en solitario sino en grupo lo que provoca las alteraciones cognitivas haciendo que la violencia surja de forma diferente. Los grupos violentos suelen consumir determinadas substancias -drogas y alcohol-, que provocan el aumento de los niveles que inhiben al individuo dejando de actuar la razón para pasar a las acciones violentas.
¿Cómo podemos dejar de lado nuestro ser violento? Practicando la meditación y la oración, ya que nos ayudará, sin tomar substancias extrañas a ser seres pacíficos. Además de la escucha de música clásica o relajante, de una correcta “actitud vital” con pensamientos positivos, comunicarnos con familiares, amigos y conocidos, alimentarnos de forma correcta y sobre todo sentirnos seres de paz. De esta forma la violencia se reducirá y nuestro mundo será mucho más feliz y positivo.
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