Manuel J. Ibáñez Ferriol. /EPDAHoy es el día. Por fin vamos a poder ejercer nuestro derecho ciudadano al voto. Decidimos a nuestros representantes más próximos es decir en los ayuntamientos y en las cortes regionales. Los candidatos se van a someter al mejor de los juicios: el realizado por el pueblo soberano. Es momento de colocar en la balanza lo realizado y lo que se ha quedado por el camino. Cierto resulta que se han hecho cambios acertados o no, pero nuestros pueblos y ciudades han visto como sufrían transformaciones en diversas materias y debemos valorarlo y ejercer nuestro derecho premiando o cambiando.
Hay lugares donde los políticos han efectuado transformaciones urbanísticas notables. No siempre han sido del gusto global de los ciudadanos, pero podemos destacar la construcción de los carriles bici, un empeño fuerte para luchar contra los gases contaminantes y hacer que los ciudadanos tengan una salud mejorada. Cabe recordar un eslogan de una bici fija: quien mueve las piernas mueve el corazón. A veces hay calles que resulta un auténtico pegote, en otras podemos decir que no está mal, pero hemos de ser sinceros: estamos realizando nuevas infraestructuras no siempre proyectadas y ejecutadas de forma correcta y conveniente. Pero, el carril bici, es ya realidad.
Las crecientes inversiones en transporte público nos colocan a la vanguardia de las regiones europeas. Es una de las apuestas acertadas. La sanidad adolece de mejoras tanto en infraestructuras como en contratación de personal. Debemos exigir una mejora total en los servicios sanitarios que se prestan. La limpieza de las calles brilla por ausencia. Las plagas de roedores e insectos varios, pueden provocar enfermedades pandémicas que ya habíamos vencido. Se han recuperado determinados parajes convirtiéndolos en jardines urbanos, pero ¿son suficientes? Las fiestas también han sufrido cambios no siempre del gusto de los festeros. Las subvenciones llegan tarde y mal, eso si se han subvencionado por la vía rápida, asociaciones culturales ajenas a la cultura valenciana, provocando campañas de catalanización del pueblo y la sociedad. Mientras a la cultura valenciana real y autóctona se le niegan ayudas. Pensemos y tengámoslo en cuenta.
Los precios de los alimentos básicos cada día resultan más caros. Y no todos pueden abastecerse. La creación de la tarjeta para comprar alimentos, recuerda a las cartillas de racionamiento de épocas pasadas, solo que revestida de modernidad. Los combustibles siguen estando muy caros y la luz y el gas sufren todavía repuntes al alza. El acceso a la vivienda resulta cada vez más complicado, aprobándose medidas que más bien son parches quedando en manos del estado el usufructo de las viviendas. Así quedan anuladas las formas de propiedad privada, propio de los países con economía capitalista o de mercado, basado en las leyes de oferta y demanda. En vez de favorecer el mercado inmobiliario, lo están obstaculizando con una legislación que más parece de regímenes totalitarios que de países democráticos y liberales. ¿No cree el votante que estamos en el momento de realizar cambios verdaderos en los sistemas de gobierno?
Son muchas las cosas por hacer. En solo dos mandatos, se han producido determinados cambios no siempre del gusto del conjunto de la sociedad. Es cierto que hemos sufrido una pandemia, pero ¿estamos dispuestos, de producirse una situación similar, a volver a estar secuestrados en nuestros hogares? En eso el pueblo español ha dado muestras de paciencia, pero nadie puede mantenernos confinados en contra de nuestra voluntad. El racismo y la xenofobia son dos males incardinados en nuestra sociedad. El maltrato al diferente, es una constante que no debemos tolerar. Los malos tratos a las mujeres y a las personas con deficiencias mentales han vuelto a surgir. El incremento de la pobreza, resulta preocupante y el número de personas en las listas del paro denotan unas políticas erróneas. El abandono progresivo de nuestros pueblos hace que también quede olvidada la ganadería y la agricultura, básica para el sustento alimenticio de la población. En materia hídrica no se ha hecho nada por solucionar el tema del abastecimiento del agua, fundamental para la vida del ser humano y de plantas, animales y demás seres vivos. La educación sufre planes contrarios a la libertad de elección de centro educativo. El asesinato de los nasciturus, provoca en la sociedad un crecimiento negativo de la población. La matanza de personas ancianas o en estado vegetativo, es otra lacra que hemos de tener en cuenta a la hora de seleccionar a quien votar. Podríamos seguir, pero los problemas todos los hemos visto y los tenemos en mente, así como las actuaciones positivas a favor de la ciudadanía.
Pensemos bien lo que vamos a hacer, y votemos en conciencia. Si tenemos que taparnos la nariz, hagámoslo. Coloquemos la papeleta de los que si buscan el progreso, con planteamientos liberales, en definitiva de los que contribuyen al avance de la sociedad en su conjunto. Votemos, porque hoy es el día.
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