Alicia Piquer. EPDA Esa afirmación la he visto esta semana en una red social. No sé el motivo, pero durante unos días me ha venido de forma recurrente a la cabeza acompañada de bastante inquietud sobre la facilidad con la que vuelven determinados argumentos que muchas pensábamos que habían sido abandonados.
Detrás de ese comentario, se esconde la afirmación, burda y falsa, de que el feminismo es el antónimo del machismo, o lo que es lo mismo que defendemos una actitud de prepotencia de las mujeres frente a los hombres, que es como la RAE define el machismo, si quien me lee sustituye mujeres por hombres y viceversa.
Esto lo escribo entre dos fechas muy significativas para las mujeres, el Día europeo de la igualdad salarial, 22 de febrero y el Día internacional de la Mujer, 8 de marzo. En marzo de 1911, 146 mujeres de una industria textil dedicada a la confección de camisas para hombres, fallecieron en un incendio provocado por los dueños que habían bloqueado todas las puertas para evitar robos. Hoy, 112 años después, la brecha salarial entre hombres y mujeres está en alrededor del 22%. En los contratos a tiempo parcial, el 74% son de mujeres. Y, la tasa de paro es 3 puntos superior en mujeres que en hombres. La inestabilidad, precariedad y parcialidad de contratación generan una vida laboral con menor cotización y, como consecuencia, una menor pensión, la media de las mujeres es un 35% menos que la de los hombres.
Ya en la legislatura anterior, aunque fue breve, el Gobierno socialista legisló para mejorar las condiciones de las mujeres en el ámbito laboral y salarial y se ha conseguido reducir la diferencia entre las pensiones un 2%, acciones que han tenido continuidad en los meses del Gobierno actual, medidas encaminadas a conseguir que la mitad de la población tenga los mismos derechos, garantías salariales y retribuciones que la otra mitad.
No son las únicas acciones, el Govern del Botánic, también ha impulsado medidas legislativas en su ámbito competencial y ha fomentado, al igual que la Diputación de Valencia, ayudas y subvenciones dirigidas a que los ayuntamientos podamos ejecutar medidas de promoción de la igualdad entre la ciudadanía, sobre todo entre las y los menores y las mujeres en situaciones más vulnerables.
Nosotras, las feministas, sabemos que la igualdad efectiva va ligada, necesariamente, de la independencia económica, y de la igualdad salarial, como garante del pleno ejercicio de los derechos y libertades que vienen definidos en nuestra Constitución. Porque ese ha sido el propósito de las reivindicaciones del movimiento feminista desde hace más de un siglo, conseguir, una sociedad más justa, una sociedad igualitaria. Términos ambos, el de justicia e igualdad que están en los fundamentos de los estados democráticos. Sin Igualdad no hay Democracia.
Para aquellos, y aquellas que no quieren entender de qué va esto del feminismo, propongo el ejercicio de la inversión de términos. ¿Se imaginan un país en el que la mitad de la población, los hombres, tuvieran un salario menor, por igual trabajo, al de las mujeres? ¿Y si fueran los hombres mayoritariamente los que se dedicaran al cuidado de las personas dependientes en las familias y por ese trabajo no cobraran nada? ¿Y si, por realizar esas tareas, no pudieran acceder al mercado laboral o sólo pudieran trabajar media jornada? ¿Y si ….
Sigan ustedes, porque ejemplos hay muchísimos, pongan un hombre en lugar de una mujer en esa situación y valoren si la sociedad, una sociedad democrática, se puede considerar sana si no lo corrige.
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