Equipo Vitaldent./EPDA Aunque a muchos
la implantología dental les pueda parecer exclusiva de personas de edad
avanzada, lo cierto es esta no tiene edad ya que son muchos los motivos por los
que podemos perder alguna pieza. De hecho, la media de edad de los pacientes
que llevan implantes es de entre 35 y 60 años.
La implantología es mucho
más que la sustitución de una pieza dental perdida: mejora nuestra calidad de
vida y nos permite recuperar la funcionalidad de nuestra boca y la estética de
nuestra sonrisa. ¿El motivo? Que la ausencia de piezas dentales puede provocar un desequilibrio a
distintos niveles que no solo nos afecta a nivel estético, sino que puede derivar
en problemas de salud como mareos, vértigos, dolores de cabeza frecuentes.
Cuando nuestra boca pierde uno de sus dientes,
se produce un desequilibrio en la mordida, que a su vez dará pie a movimientos
en las piezas adyacentes para tratar de ocupar el espacio dejado por el diente
ausente. Esto provocará una pérdida de la distribución de las fuerzas
masticatorias, generando un sobreesfuerzo y desgaste prematuro de aquellas
piezas dentales que asuman funciones masticatorias que no les correspondan.
También la mandíbula se verá desgastada al desviarse en cada movimiento de
masticación o habla para tratar de encontrar la pieza ausente, lo que suele provocar
problemas de salud y molestias. Desde el punto de vista estético, la ausencia
dental puede derivar en envejecimiento facial prematuro, pérdida del contorno
labial, y problemas de fonación y autoestima.
Además, al temor o nerviosismo que en muchas ocasiones
este tipo de tratamiento suele ocasionar, en el contexto actual se suma también
el temor a la exposición y al posible contagio del Covid-19. Por eso, en
Vitaldent han implementado todas las medidas necesarias para garantizar que la
visita al dentista sea totalmente segura, reforzando a través de Equipos de
Protección Individual (EPIs) y otras barreras y elementos físicos sus
protocolos de seguridad e higiene, que ya eran exigentes antes de la pandemia.
Para minimizar el riesgo de contagio y garantizar la seguridad de equipos de
clínica y pacientes, todas sus clínicas disponen de una pantalla de metacrilato
en la zona de recepción de los pacientes, así como señalizaciones de la
distancia de seguridad recomendada tanto en la recepción como en las salas de
espera. Y, una vez finalizada la atención al paciente, se ha establecido un
protocolo de limpieza y desinfección del gabinete, tanto de las superficies y
zonas de contacto como de los instrumentos utilizados. Al finalizar la jornada
laboral todas las zonas de la clínica son sometidas a una exhaustiva limpieza y
desinfección, según los protocolos establecidos por la OMS.
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