Miguel Á. Martín.
Hace algunos años y
como consecuencia de los proyectos de instalación de la Central Térmica de Ciclo
Combinado y la Regasificadora, se abrió en la ciudad un interesante debate
sobre desarrollo industrial y salud. No fue un debate mayoritario, pero se
empezó a hablar de los efectos de la industria en el impacto de algunas
enfermedades. En una pedagógica charla de una epidemióloga perteneciente a la
Plataforma Antitérmica de Catadau, y que conocía profesionalmente nuestra
ciudad, nos informó que estábamos por encima de la media en determinados tipos
de “cáncer”. Se llegó a insinuar incluso de picos de la enfermedad
relacionados con lo sucedido en la explosión del reactor nuclear de Chernóbil.
Era el año 2001, no eran tiempos de crisis, el punto álgido del ladrillo estaba
por llegar. Pero aun así una campaña mediática cargada de mucha publicidad y
muy poca ética, junto con algunas opciones políticas que siguen pensando que
las chimeneas y el humo están en nuestro ADN, consiguieron debilitar a las
opciones contrarias a su instalación. Sin constar cion un PGOU que permitía la
instalación de empresas peligrosas. También eran los tiempos en los que la
cementera Lafarge Asland estaba incinerando harinas cárnicas procedentes de la
crisis alimenticia de las “vacas locas”. Y casí al mismo tiempo daban pasitos
para seguir ampliando ese monumental “cráter” al que ellos llaman cantera, para
hacer desaparecer la Montaña de Romeu (que curioso que lleve el nombre del
héroe local de la independencia, cuyo busto además flanquea la entrada del
Salón de Plenos del consistorio)
Por todo esto, no
sorprende la noticia del martes pasado en el diario Levante, en la que se
afirmaba que un estudio de la Universidad Carlos III vincula el elevado número
de muertes de cáncer con las Cementeras. Lo mejor de todo es que la
Conselleria de Medio Ambiente en la última autorización ambiental Integrada a
Lafarque Asland SA le autoriza a incinerar de todo, excepto euros. Este es el
panorama, la verdad que desolador, y si me permiten, todos estos desatinos son
fruto de consecutivas improvisaciones de diferentes equipos de gobierno, desde
la política cada uno tendremos que asumir la responsabilidad que nos toque; y
desde la ciudadanía tres cuartos de lo mismo. Estas son las consecuencias de
apostar todo a una carta sin poner condiciones, siempre vamos detrás de los problemas,
y esos nunca ha sido una ventaja.
Siempre vamos IMPROVISANDO que
es gerundio, y el gerundio expresa simultaneidad de la acción con el tiempo en
que se habla, algo que fuera del ámbito creativo, no ha tenido nunca buenas
consecuencias.
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