Vicente García Nebot. Muy pocas son trescientas palabras para
decir todo aquello que pienso sobre los incendios que hemos sufrido en la
Comunidad Valenciana estas semanas pasadas, pero vamos allá.
A nuestros dirigentes se les llena la boca
de propaganda cada vez que hablan de nuestros parques naturales, que si el
parque de la Calderona, que si el de la Sierra Espadán, que si el de la Tinença
de Benifassa. Aprueban Planes de Ordenación de los Recursos Naturales repletos
de prohibiciones y con “líneas estratégicas” que no están dotadas ni con un
céntimo.
Cierto es que quedan muy bien en la web de
la Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medioambiente. Pero no sirven
para poco más que para colocar a unos cuantos amigos más en sus órganos de
gestión.
Después, cuando aparecen iniciativas
privadas que pueden generar economías que aprovechen toda esa biomasa restante,
que se convierte en pólvora cuando se inicia un incendio (me refiero al monte
bajo y zarzas en general), se activa inmediatamente una burocracia autonómica y
municipal, casi tan enmarañada como la espesa selva virgen en que se convierten
nuestros montes abandonados desde hace décadas.
Que nada se mueva. Los propietarios de las
parcelas de bosque, no son responsables del estado de las mismas, porque no les
es rentable y además la caótica normativa nos les deja hacer nada en sus
protegidos montes. Los ecologistas no son responsables porque ellos solo
pretenden que se mantenga el bosque “natural”. Las administraciones protegen,
prohíben y burocratizan la limpieza y explotación silvícola de los parques
naturales. Y mientras tanto, hoy, tenemos cincuenta mil hectáreas menos de
pulmón y un piloto muerto. Y lo que es peor: nadie va a hacer nada. Nadie va a
dimitir por inepto.
Por cierto, hablando de ineptos. Todavía
no han cesado al Director del Aeropuerto de Castellón.
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