Francisco Adán. FOTO EPDAResulta
extraña la situación a la que los atentados terroristas me han
conducido. Considero totalmente insultante alguna que otra portada de
Charlie Hebdo hacia mi religión, no se explica por qué el sarcasmo ha de
ceñirse, no ya a las cuestiones accesorias de las creencias de uno sino
a las elementales.
Por
lo visto, desde el laicismo se alcanza una especie de infalibilidad
moral por la que el dibujante de turno, puede mofarse de los elementos
más esenciales de las creencias de las personas. A la mente me viene una
portada de la susodicha revista donde aparecía Jesucristo, Dios y el
Espíritu Santo en posición lasciva.
El
propio Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha destacado que el derecho
a la Libertad de expresión no es un derecho absoluto aunque su
limitación ha de ser muy estricta.
Por
supuesto de por medio se encuentra el derecho al honor de las personas y
colectivos, uno puede opinar lo que quiera siempre que no falte al
honor de otros. Desde el punto de vista satírico esta exigencia se
flexibiliza aún más ya que la sátira conlleva cierta crítica molesta.
Obviamente,
desde el prisma del caricaturista, el dibujo puede ser perfectamente
correcto y no serlo desde el punto de vista de los que son
caricaturizados o desde el punto de vista de aquellos sobre cuyas ideas o
fe se realizan dichos dibujos.
Normalmente
estas revistas son de una tendencia ideológica de izquierdas, suelen
mofarse de todo aquello que significa lo contrario a su ideología, como
aquella portada en la que aparecía una turista francesa con los pechos
al aire y estos moviéndose tras la explosión de una bomba en España, el
titular era “las bombas en España” y la turista decía que al menos, esas
bombas le levantaban los pechos. Esas bombas hacían referencia a las
bombas de ETA.
Pues
qué quieren que les diga, podían haberse ahorrado esa mierda de
portada, tanto como la que, de forma gratuita, insulta a los cristianos.
Me parece innecesario, de mal gusto y paro aquí. Parece que la religión
sea siempre una cuestión graciosa sobre la que hacer burla.
Pero
esta opinión se vertebra dentro de un sistema de toma y daca
resguardado por el respeto a unas normas que quedan instauradas en el
Estado de Derecho. Si yo me veo insultado por una portada acudo a los
tribunales, que para eso están.
Creo
que en este caso, no se trata de una cuestión de los límites de esta
libertad de expresión, se trata de la amenaza que vive sobre la cabeza
de occidente sobre la misma esencia de la libertad de expresión.
La
amenaza yihadista es evidente que existe contra, cristianos, ateos,
agnósticos…todos somos posibles víctimas porque los yihadistas
identifican occidente con cristianismo, siendo esta asociación mucho más
certera de la que muchos entienden.
Desconozco
si la religión musulmana es o no una religión de paz ya que no soy
musulmán y además no he leído el Corán en su integridad, tan sólo
mandamientos aislados y algo sobre su organización donde el poder civil y
el religioso se confunden, algo que en occidente, desde hace siglos, se
ha evitado.
La
lucha contra el yihadismo ha de ser militar en el extranjero, policial
en nuestros Estados y política en aquellos países que corren riesgo de
acabar siendo víctimas de aquellos y esta lucha ha de ser implacable,
por desgracia, nos han declarado la guerra.
Europa,
mientras tanto, ha de hacerse fuerte en sus principios y además
garantizar la seguridad de sus ciudadanos sin que estos pierdan
derechos. Hay una diferencia entre perder derechos y perder el tiempo en
controles, por ejemplo, en aeropuertos, esto último es una molestia no
una pérdida de derecho.
Por
todo ello, pese a que ciertas portadas del Charlie Hebdo me resulten
insultantes y ofensivas, he de cerrar filas con ellos por el derecho que
tienen a realizar esas portadas independientemente de que me puedan
molestar o no.
La
libertad de la que gozamos en occidente ha costado muchos millones de
muertos conseguirla, los suficientes como para que ahora mostremos al
enemigo yihadista, que estamos dispuestos a luchar por defenderla.
Por
otro lado hay que evitar que la causa concreta contra el yihadismo sea
una causa genérica contra todos los musulmanes, pero a la vez, estos han
de entender que el adaptarse y el vivir en una sociedad ajena a la
propia, conlleva asumir sus costumbres y estar dispuestos a ciertas
cesiones, como por ejemplo, no ir tapada hasta los ojos. Ya tuvimos
nuestro motín de Esquilache.
Por
todo ello Occidente ha de ser más exigente con el control de sus
fronteras, con la protección de los derechos y libertades de sus
ciudadanos y desde luego, tajante con quienes pretenden asesinarnos.
Luego,
entre nosotros, ya nos demandaremos o nos reiremos, dentro de las
reglas del juego que nos hemos otorgado. Unas reglas de progreso y
bienestar que no hay que confundir con buenismo y estupidez.
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