Varias personas son atendidas para elaborar el borrador de la renta en la sede de la delegación de Hacienda de Guzmán el Bueno en Madrid. EFE/Emilio Naranjo/Archivo La regulación desigual
del tramo autonómico del IRPF en cada comunidad ha creado grandes disparidades
tanto en los tipos impositivos, de 3,5 puntos porcentuales para las rentas más
bajas y hasta 9 para las más altas, como en los tramos de ingresos a los que se
aplican, que en unas son solo cinco y en otras 10.
Esto, sumado a las
diferencias de renta en cada territorio, hacen que la recaudación media por
habitante por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas -una vez
sumado el tramo estatal- sea también notablemente distinta y que la más alta,
los 3.280 euros de Madrid, más que triplique la más baja, los 1.003 euros de
Extremadura.
En plena época de
debates presupuestarios, tanto en la mayoría de las comunidades como en el
Estado, y apunto de empezar con la negociación de la ansiada reforma del
sistema de financiación autonómica, con el fantasma de la armonización fiscal
sobrevolando la mesa de reuniones, el Gobierno madrileño acaba de aprobar una
rebaja de 0,5 puntos del IRPF en todos los tramos autonómicos, además de la
supresión de todos los tributos propios.
Eso hace que, si hasta
ahora Madrid compartía con Canarias y La Rioja el tipo mínimo más bajo en el 9
% -hablando siempre del tramo autonómico de las comunidades de régimen común-,
ahora quede en solitario con un 8,5 %, 3,5 puntos porcentuales por debajo de
Cataluña, que tiene el más alto con un 12 %. En el caso de las rentas más
altas, el tipo de Madrid baja hasta el 20,5 %, a nueve puntos porcentuales del
valenciano, el más alto, que está en el 29,5 %, de acuerdo con los datos
recogidos en el Panorama de la fiscalidad autonómica y foral 2021 del Consejo
General de Economistas de España.
Este análisis, que
llama la atención sobre las diferencias regionales en cuanto a tarifas y
tramos, indica, respecto al tipo mínimo, que entre el futuro 8,5 % de Madrid y
el 12 % de Cataluña están, además del 9 % de Canarias y La Rioja, el 9,5 % de
Andalucía, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha,
Extremadura y Galicia, además de Ceuta y Melilla; el 9,7 % de Murcia y el 10 %
de Aragón, Asturias y Comunidad Valenciana.
Respecto al tipo
máximo, entre el nuevo 20,5 % de Madrid y el 29,5 % de la Comunidad Valenciana
aparecen el 21,5 % de Castilla y León; el 22,5 % de Castilla-La Mancha y
Galicia, junto a Ceuta y Melilla; el 22,9 % de Murcia; el 23,7 % de Andalucía;
el 25 % de Aragón, Baleares y Extremadura; el 25,5 % de Asturias, Cantabria y
Cataluña; el 26 % de Canarias; y el 27 % de La Rioja.
Así, los tipos
agregados (sumado el tipo estatal) oscilan entre el 45 y el 54 %, mientras que
en los territorios del País Vasco el mínimo es el 23 % y el marginal máximo el
49 % y en Navarra hay una tarifa con tipos del 13 al 52 %.
En cuanto a los
tramos, uno de los factores relacionados con la progresividad del impuesto, en
Navarra hay 11; en Aragón 10; en Baleares y Extremadura nueve; en Andalucía,
Asturias, Comunidad Valenciana y País Vasco ocho; en Canarias, Cantabria,
Cataluña, Galicia y La Rioja siete; y en Castilla-La Mancha, Castilla y León,
Madrid y Murcia, además de Ceuta y Melilla cinco.
Según información de
la Agencia Tributaria de cara a la campaña de la Renta 2020, en Castilla y León
y Madrid el tramo que engloba a las rentas más altas comienza en los 53.407
euros de base liquidable y en Castilla-La Mancha, Galicia y Murcia, junto a
Ceuta y Melilla, en los 60.000, mientras que el resto de comunidades ha creado
tramos específicos con un tipo más alto a partir de 120.000, 130.000, 150.000
euros en el caso de Aragón e incluso 175.000 en Asturias, Baleares y Cataluña.
A todas estas
diferencias hay que sumar un sinfín de deducciones por circunstancias
personales y familiares, que se regulan "con gran profusión" y están
generalizadas, como señala el Consejo General de Economistas de España, las
aplicables a contribuyentes o familiares discapacitados, nacimiento o adopción,
adquisición o alquiler de vivienda e inversión en empresas de nueva o reciente creación.
Estas deducciones
generalmente están condicionadas a que no se sobrepasen determinados importes
de base liquidable o a que el contribuyente se encuentre en unas determinadas
circunstancias, como pueden ser la discapacidad, la juventud o formar parte de
una familia numerosa.
Asimismo, se van
incorporando deducciones para residentes en zonas despobladas y, con efectos
2020 y 2021, algunas relacionadas con la covid-19.
El resultado de esta
multiplicidad de variables es que, una vez aplicadas las normativas a la
realidad dispar de rentas de cada territorio, la media de lo que paga un
madrileño por IRPF es de 3.280 euros -según los datos del Panorama de la
fiscalidad autonómica y foral 2021, calculados antes de la recién aprobada
rebaja de tipos-, lo que supone un 227 % más que un extremeño (1.003 euros) o
un 34 % más que un catalán (2.438 euros).
Un contribuyente que
obtenga únicamente rentas del trabajo, soltero y sin hijos y menor de 65 años
pagará menos por IRPF si tributa en Madrid, Canarias y La Rioja si su base
liquidable es de 16.000 euros, en País Vasco si está entre 20.000 y 70.000
euros y de nuevo en Madrid si supera los 110.000.
Por el contrario,
pagará más por este impuesto en Navarra con una renta baja, en Cataluña y
también en Navarra con una renta media y en la Comunidad Valenciana con una
renta alta, según los cálculos del Consejo General de Economistas.
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