El experto en células madre Juan Carlos Izpisúa se dirige a los asistentes al acto de su investidura como doctor honoris causa por la Universitat de València. EFEEl científico albaceteño Juan Carlos Izpisúa, cuyas investigaciones han demostrado la posibilidad de revertir el envejecimiento a través de un proceso de reprogramación celular, ha considerado que "nuestros políticos todavía no van a la misma velocidad que el conocimiento está avanzando".
"En general nuestros gobernantes desconocen el potencial que tiene el conocimiento", ha asegurado a EFE antes de ser investido doctor honoris causa por la Universitat de València (UV), en un acto cuya "laudatio" ha sido leída por la catedrática de Bioquímica y Biología Molecular María Teresa Barber.
Izpisúa (Hellín, 1960), quien trabaja actualmente en el Laboratorio de Expresión Genética del Salk Institute de Estudios Biológicos (La Jolla, California, EEUU), ha remarcado que el conocimiento "es el motor que hace avanzar a la humanidad".
"El conocimiento, y estamos en la universidad, que es el templo del conocimiento, se debe apoyar sí o sí porque a través de él es donde se derivan todos los avances en cualquier esfera de la humanidad, no solo la ciencia, sino las letras o la ingeniería".
Preguntado por si cree que el Gobierno español es o no consciente de la importancia que tiene la investigación, Izpisúa ha asegurado: "En general, nuestros gobernantes desconocen el potencial que el conocimiento tiene".
"No es un problema del Gobierno español; creo que nuestros políticos todavía no van a la misma velocidad que el conocimiento está avanzando", ha dicho el científico para precisar que no es una crítica, sino "una realidad".
Respecto a sus investigaciones, Izpisúa ha indicado que la reprogramación celular puede ayudar "a enlentecer e incluso revertir el envejecimiento" y ha considerado que lo "más importante no es aumentar los años de vida, sino que los que vivamos sean un poco más saludables".
El investigador ha explicado que a partir de los 45 o 55 años "los datos indican que cualquier enfermedad aumenta logarítmicamente: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el hígado o el riñón".
"Si logramos retrasar el envejecimiento vamos a retrasar la aparición de la enfermedad. Ese es el concepto en el que trabajamos, tratar de entender el envejecimiento para retrasarlo y que la enfermedad aparezca más tarde".
A su juicio, la genética tiene una "importancia fundamental" porque es la que "nos dan nuestro padres", pero la interacción con el ambiente, la epigenética, "lo es más. Estamos descubriendo que es muchísimo más importante, a mi modo de ver, que la genética".
Según ha indicado, el genoma de una persona es el mismo hace cien años y ahora, lo es distinto es el epigenoma, y hace un siglo se vivía una media de 30 años menos. "El genoma no ha cambiado y eso da más relevancia a la importancia del epigenoma y la interacción que tenemos con el medio ambiente".
El investigador ha destacado el "orgullo" y la "emoción" que siente por recibir este reconocimiento en la universidad donde ha estudiado, se ha formado académicamente y ha hecho sus primeras investigaciones.
Licenciado en Farmacia por la Universitat de València con premio, se doctoró en Bioquímica y Farmacología por las universidades de València y Bolonia.
Ha sido becario postdoctoral en las universidades de Marburg (Alemania), de California-Los Angeles (UCLA, EEUU) y en el European Molecular Biology Laboratories (EMBL, Alemania).
Además, ha sido profesor en la University of California-San Diego y profesor visitante en el University College y la universidad de Oxford (Reino Unido). De 2005 a 2013 dirigió el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona.
También es miembro del Comité de Edición de Líneas Germinales de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
La investigación de Izpisúa, cuyas publicaciones superan las 26.000 citas, se centra en la biología de las células madre y su desarrollo.
Sus estudios se dirigen a la identificación de los mecanismos moleculares y celulares responsables del desarrollo embrionario y sus contribuciones presentan un enorme potencial en los ámbitos de los trasplantes y la lucha contra el envejecimiento.
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