Imagen de archivo/EPDA Hace unos años escribí en un programa de las fiestas de agosto, de nuestras fiestas patronales, en la serie de “Personajes de otros tiempos”, unas palabras dedicadas a los Kasin´s. En aquel relato, recordaba lo que supuso para Casinos, tener una orquestina propia y las muchas noches de fiestas que salvaban el programa con su actuación.
En los últimos años de la década de los sesenta, ya hay anuncios dando la información oportuna sobre nuestros acreditados músicos. Como suele ocurrir en estos casos, unas personas empiezan, otras continúan, unos por diferentes razones abandonan y otros permanecen hasta los últimos momentos.
Así conocimos esta orquesta y no voy a nombrar a nadie de todos los que formaron el grupo musical los Kasin´s, porque todos han sido parte de la vida del grupo, parte de de la música, de la Banda de Casinos y en definitiva, han escrito una página en letras de oro en la historia de Casinos.
Hoy se apagó la voz, la última voz que canto con ese conjunto. Un conjunto de jóvenes atrevidos, que sin recursos y casi sin medios, abanderaron la música pop, romántica, valenciana y española. José Vidal Esteve “Vidalet”, “el meu Pepito”, así le llamaba su madre, la tía Amparo, que tantos años vivió en el carrer de la Reina. Amparo era hermana de grandes artistas: José Eseve, y el recordado hermano mayor Miguel Esteve “Madera”, el que acompañaba a los “quintos, el día de la replega” y cantaban con pasión los temas que sonaban en las emisoras de radio de aquellos años pasados.
José Vidal, ¡Cuánto nos has hecho disfrutar en esa pista de baloncesto del campo de futbol viejo! ¡Cuántas parejas se han enamorado al son de tu melódica voz! ¡Cuántos pasodobles y cuantas risas en esas noches de agosto, hasta altas horas de la madrugada!
Umuca, antes de ser Umuca, cuando era un corral sin cubrir, ya conocía vuestra música, sonaban los ecos en todas las calles de Casinos. En los bailes de nochebuena, erais el invitado principal en aquella antesala de la gloria, donde sin mascarillas, apelotonados, con los vasos de cristal llenos de Magno con Coca Cola y donde manaba el champan “a punta pala”, se oía aquello de “Ay María Rosa que bona estas…”, “Agua del pozo de la Virgen Mexicana…”, “¡Que viva España”, “Deja por Dios de una vez tus locuras, Teresa. Hace ya tiempo que intento poderte cambiar. Si algo tú quieres lograr, lloras fingiendo llorar…”, o el "Tico, Tico"... La lista es interminable, pero allí estaban nuestros músicos, allí estaba nuestra voz, allí estaba nuestra fiesta, allí crecimos tú y yo.
Revisando papeles de hace cincuenta años, me encuentro que en 1973, Pepe, José Vidal, fue Clavario del Santísimo Cristo de la Paz. Aquel año las fiestas fueron muy rumbosas. El Clavario Mayor, era Miguel Espinosa Muñoz y los acompañantes en la organización de la fiesta fueron: Vicente Rodríguez Murgui, José Esteve Murgui, Manuel Marqués Murgui, Vicente García Patrocinio, Miguel Veintimilla Civera, Eliseo Lafuente Sancho, Justo Esteve Murgui, Francisco Murgui Merino, José López Vidal, José Vidal Esteve, Pascual Martínez López y José Muñoz Collado.
Tuvimos desde plaza de toros portátil, pasando por Luis Lucena, Dimas de Jaén, El Titi, Diana Sorel (la cajera de la TVE, del “Último Café”), Paquita Rico y Vicente Parra, zarzuela “La del manojo de Rosas”, hasta los Casins y Antonio Machín. Grandes fiestas de 1973.
El día 18 de agosto, por primera vez en la historia, en la “misa mayor”, tal como se lee en el programa de fiestas, junto al Coro que entonces cantaba en la Parroquia, acompaño la eucaristía la orquesta Casins. Se cantaba aquello de Poderoso Señor de los Pekenikes, así como los cantos de los momentos litúrgicos de la celebración. Ese año Roberto Carlos, había estrenado una canción que lleva por título “La montaña”, canción que se interpretó en el momento se daba la comunión.
Pepe Vidal, Pepito, después de una actuación la noche anterior, en las fiestas, cogido al palo del micrófono, con su aterciopelada voz cantó:
“Voy a seguir una luz en lo alto, voy a oír una voz que me llama, voy a subir la montaña y estar aún más cerca de Dios y rezar.
Voy a gritar y este mundo me oirá y me seguirá, todo este camino y ayudará a mostrar como es este grito de amor y de fe.
Voy a pedir que las estrellas no paren de brillar, que los niños no dejen de sonreír, que los hombres jamás se olviden de agradecer… “ (Estoy escribiendo y estoy viendo a un joven Vidalet, Clavario, Músico, Cantante… buena persona… -escalofriante recuerdo-).
Sabemos que los últimos días de nuestro vocalista han sido duros, preocupantes y largos. La enfermedad y el dolor cuando se presentan, son un mal combinado. Cuando se produce el final desenlace, es como una liberación;pero no, el recuerdo sigue vivo, las personas tenemos sentimientos y los recuerdos afloran en la mente.
En medio de ese dolor familiar, queda la memoria de aquel momento; estoy seguro que hoy “el meu Pepito”, habrá subido la montaña y allá en la eternidad habrá entrado cantando como lo hacía de pequeño por la calle de la Reina y la calle San Miguel y su dulce voz habrá dicho como cantó aquel 18 de agosto de 1973: “Por eso digo, te agradezco Señor, por la sonrisa, te agradezco Señor, por el perdón, te agradezco Señor, nuevamente agradezco Señor…”
Gratitud a esos hombres que nos ayudaron a crecer como personas, como amigos, como pueblo. Descanse en la gloria y la paz que mereció un hombre que supo compaginar su trabajo diario con el arte de divertir a los pueblos.
Su sepelio el sábado día 15 a las once horas en la Parroquia Santa Bárbara de Casinos.
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