El Peño, luchando por una medalla. Foto: EPDA.
A las 6 sonó el despertador. Carlos y yo nos
preparamos para bajar a desayunar. Allí nos estaban esperando Juanjo y
Mario. Recogida de trastos, check out y al autobús que nos llevaría a Landa.
Cuando llegué, Diego ya estaba esperándome, él sería
mi ayudante. Después de los típicos saludos con los demás paratriatletas y de
admirar las máquinas que llevaban los pros,mecoloqué el neopreno y
pensé en la estrategia.
Ya son las 8:20 horas, nos dirigimos a la salida, foto
con todos los paratriatletas y a la guerra.
A las 8:35 horas suena la bocina y salimos a nadar los
4 kilómetros en el lago. Salgo bien y veo como dos se van por delante, intuyo
que son Mikel y el portugués. Yo, tranquilo. Llegamos a la primera boya que
estaba en el 1.500 y me doy cuenta de que al austriaco lo llevo detrás. Sigo
visualizando al grupo de delante y aprieto un poco para soltar al austriaco.
En esos momentos empiezan a cogernos los grupos de
edad y todo se empieza a torcer, pierdo la técnica y paso algún momento de
agobio. El último 1.000 se me hace eterno pero finalmente llego al arco y salgo
del agua perdiendo cinco minutos con Mikel. En general mala natación, sigo
pensando que el neopreno tiene gran parte de culpa.
Rápida transición, un gel y a por los 120 kilómetros
de bici.Ya estaba avisado de que el recorrido no era llano, si no que
estaba lleno de toboganes y había que reservar para la carrera a pie. Intento
mantener un ritmo de 30 km/hora durante la primera vuelta de 60 kilómetros
incluso paso los 30 y los 60 con buenas sensaciones y por debajo del
tiempo previsto.
Pero en el avituallamiento del 60 sufro una caída
tonta y caigo sobre las bielas y la rueda delantera, descentrándola. Al
levantarme me doy cuenta de que la rueda se me frena y, entre la incertidumbre
de seguir o retirarme, decido continuar a ver qué pasa.
Sufro bastante en los 60 kilómetros que me quedan,
pero al final llego a la T2 perdiendo un tiempo insalvable.
Me ayuda Diego a ponerme la prótesis de correr y me
vengo abajo. Tenía dolor y mentalmente no me sentía con fuerza para afrontar
los 30 kilómetros corriendo. Decido por lo menos dar una vuelta corriendo para
que no me cuenten el ambientazo que había.
En el kilómetro número 2 me pongo a ritmo y me
doy cuenta de que voy muy bien, manteniendo un muy buen ritmo y buenas
sensaciones. Pero a partir del 5 empiezan los dolores de lumbares que me
obligan a parar en la Cruz Roja para que me asistan.
En ese momento ya me vi fuera de la carrera, pero vi
aparecer a Mario y a Carlos. Les explico que no puedo continuar y deciden
obligarme yacompañarme durante los 24 kilómetros que me quedaban.
Entre los tres seguimos hacia delante. Se me pasa el
dolor de espalda y volvemos a coger ritmo hasta que en el 12 empiezo a notar
que los isquiotibiales me dan pinchazos y empieza la pierna de la izquierda a
enramparse. Santa paciencia que tuvieron conmigo.
Al final crucé la línea de meta en 9:33:01 y medalla
de bronce.
No tengo palabras para describir el ambiente que había
y como nos animaba la gente y te empujaban a seguir. Nunca he vivido una
carrera con ese ambiente, una ciudad volcadacon los triatletas.
No tengo palabras para agradecer a Mario y a Carlos
todo lo que hicieron por mí: sois los mejores.
Contentísimo aunque un poco decepcionado por la mala
suerte y por los problemas musculares que siempre padezco.
Sobretodo decir que lo pasamos genial junto a Juanjo,
Silvia, Jose, Mario y Carlos.
Dar la enhorabuena a todos los paratriatletas que
participaron, impresionante valentía y pundonor. Todos terminaron la prueba.
Agradecer a Diego lo pendiente que estuvo de mi
durante la carrera y lo buen ayudante que fue.
A Juanjo, Begoña e Idoia felicitarles por el carrerón
que hicieron.
Y agradecer a Clínica Silvia Molins, LURBEL, TM Bikes,
Centro Deportivo Victoria y ATMOSFERA Puçol por su apoyo.
A toda la gente que en Facebook y Twitter me apoya,
decirles que estoy muy agradecido por las muestras de cariño y ánimo que me
dais de forma desinteresada.
Ya estoy pensando en próximas carreras y nuevos retos,
porque aunque lo sufro cada vez disfruto más.
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