Toni Quintana La pasada semana se celebró una “tractorada” en Requena, como forma de protesta ante los bajos precios de la uva de cava, pero el trasfondo de aquella protesta era el hastío de los agricultores, una vez más, ante un ataque directo a sus ingresos y por lo tanto a su forma de vida.
Somos conscientes de que vivimos en una economía globalizada, de libre mercado, donde el precio de las cosas, casi siempre, no sabemos quién lo pone o justifica, pero no es menos cierto que siempre el eslabón más débil de la cadena alimentaria es el mismo, el agricultor, y que de seguir así, nuestra agricultura no tiene futuro.
Nuestra comarca es una zona agrícola, que vive de ello, y hemos demostrado durante todo este tiempo que si nos dejan -y sobre todo si nos dan apoyo desde las administraciones- mejoramos nuestros productos y somos un referente en aquello que hacemos, con unos extraordinarios vinos y cavas.
Pero bajo mi punto de vista existe un problema estructural que se debería acometer ya. Si no dignificamos el trabajo del agricultor, si no conseguimos que se pueda vivir de la tierra, no va haber relevo generacional.
Quien esté leyendo este artículo de opinión, seguramente estará asintiendo con la cabeza porque ya no existe dicho relevo, y solamente hacía falta haber estado en la protesta del otro día en Requena para comprobarlo -la media de edad era, por desgracia, muy alta.
Y dicho relevo generacional en el campo, bajo mi humilde punto de vista, no solamente es el futuro de nuestra agricultura, sino es el futuro de nuestros pueblos y por lo tanto de nuestra comarca.
La despoblación como problema de Estado nos acecha, la gente joven no ve futuro en el campo y ante la falta de salida laboral se marcha hacia las grandes ciudades, por eso debemos cambiar la dinámica y entre todos/as, exigir a los diferentes responsables políticos, un pacto de Estado, para dignificar más pronto que tarde, la actividad agrícola.
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