La Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu ha preparado un homenaje al periodo estival en su sección "La Biblioteca Destaca", ubicada dentro de la sección permanente, que podrá visitarse durante los meses de julio, agosto y septiembre.
Se trata de una variada y diversa tipología de materiales relacionados con esta estación y que reflejan como vivían y viven los valencianos el verano. Una selección que testimonia la permanencia pero también los cambios en vestimentas, costumbres y paisajes a lo largo de más de 100 años.
La selección está formada materiales de todo tipo como carteles y libros de fiestas, fotografías antiguas, guías de viaje, programas y planos de cines de verano, partituras musicales o postales antiguas.
Entre las piezas expuestas, cabe destacar un precioso libro de fiestas de 1901 de la Feria de Julio de Valencia o el cartel de Josep Renau sobre las Arenas (1935).
Asimismo, se podrá ver tanto el manuscrito original como el correspondiente impreso de la obra sobre la Horchata (1933) que escribiera Almela y Vives, cuyo archivo custodia la Biblioteca Valenciana.
El visitante podrá conocer también cómo pasaban esta estación hace cien años dos familias valencianas: los Roglá y los Ventura, cuyos fondos fueron donados por sus herederos.
El Fondo Rogla, donado en 2010, recoge 857 documentos fotográficos (en su mayoría placas de vidrios) y 88 partituras, que permiten conocer la Valencia del primer tercio del siglo XX a través de la mirada de José Roglá Alarte y de su hijo y abogado, Francisco Roglá López.
Entre las piezas expuestas de este fondo, cabe destacar las preciosas estampas costumbristas de la siega o la playa de la Malvarrosa, la partitura manuscrita de 1914 del Himno de los Boys Scouts, que acababan de iniciar su andadura en Valencia, o una curiosa fotografía de José Roglá leyendo El Correo Española, al comenzar la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914.
El Fondo Ventura, donado en 2003, recoge una colección única de diversos materiales efímeros que los miembros de la familia coleccionaban cuidadosamente: entradas a la Batalla de Flores y a otros espectáculos, tiquets de viaje, billetes de curso legal o postales de toda Europa, muchas veces escritas en esperanto, idioma cultivado por muchos intelectuales de la época.
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