Eduardo San José Requejo /EPDA
Decía
El País el 22 de Julio de 2018: Pablo
Casado vence en el congreso del PP y consuma el giro a la derecha. El
heredero de Aznar vence a la heredera de Rajoy con el 57% de los
votos.
Lo
que no decía El País es que había un candidato al que la
militancia apreciaba y que decidió no presentarse porque no era su
momento. Muchos de los que nos dedicamos a esto de manera profesional
intuíamos que esperaría a que llegara ese momento, y parece que ha
llegado antes de lo previsto.
Todos
pensábamos que un 57% de apoyos era insuficiente, poco más de la
mitad, y que una derrota electoral tumbaría a Casado como líder del
pp y que además llevaría a ese candidato que no quiso presentarse a
dar el paso presionado por el propio partido inmerso en una crisis
interna brutal. Lo que no imaginábamos es que sería derribado como
Presidente del PP por su propio partido, sin derrota electoral previa
y con todas las encuestas a favor. Como se pueden imaginar, hablo del
Sr. Feijóo.
Cuando
analizamos la evolución de las estructuras de los partidos en
España, hay dos elementos muy importantes a tener en cuenta y que
son muy recientes, por un lado el surgimiento y declive de dos
partidos nuevos Podemos y Ciudadanos en menos de 10 años y por otro
la llegada de una generación de dirigentes provenientes de las
nuevas generaciones de los partidos y que ahora están alcanzando el
poder en partidos e instituciones.
Cualquiera
que haya analizado los últimos 40 años de democracia en España y
la composición de las élites de los partidos, se dará cuenta que
hasta los 90 tenían un perfil caracterizado por el compromiso
político y con una profesión al margen de la política. En la
actualidad, el compromiso político se le supone y la profesión es
la propia política. Pienso en Casado como representante de ese
perfil, pero todos los partidos tienen las mismas características.
Los partidos han de resolver a la mayor brevedad el interés
meramente crematístico de algunos que se acercan a sus sedes ya que
la desafección hacia la política, cada vez mayor, tiene que ver con
esa percepción por parte del votante.
Los
efectos de la indigestión política del PP nacional en Madrid,
parece que han llegado a Valencia. Hoy este periódico publica una
encuesta para las elecciones locales en Valencia que sin duda
reflejan con claridad que el PP de la ciudad ha sido afectado por la
indigestión de las conspiraciones de Génova y, sobre todo, de sus
repercusiones mediáticas.
Con
respecto a nuestra encuesta de enero, el PP ha perdido un 10% de
votos, Compromís casi un 2%, el Psoe ha subido un 3% y Vox casi un
7%. No tengo ninguna duda que este movimiento tan brusco ha sido
provocado por la crisis del PP y algunos datos de la propia encuesta
así lo sugieren y lo que también tengo claro que cuando el suflé
mediático se desvíe a otros temas y la intensidad sobre el PP baje,
las aguas irán volviendo a su cauce.
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