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El Consejo de
Administración de CAM, reunido en Alicante, ha decidido
solicitar del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) el
refuerzo de capitalización necesario para su proyecto de futuro, tras
la ruptura de Banco Base, y que la Entidad emprende hoy, inicialmente,
en solitario
La CAM es la primera entidad que fracasa -más si cabe- en el proceso de reestructuración bancario impuesto en las cajas españolas, tras la crisis económica, que ha destapado las 'vergüenzas' del modelo de gestión de estas entidades, que han sucumbido a su politización y al peso de la losa de la construcción. En este aspecto, la CAM puede ser el ejemplo más paradigmático.
Para garantizar la viabilidad del proyecto,
CAM solicitará del Fondo una cobertura de 2.800 millones de euros,
cifra inferior a la que en su día solicitó Banco Base (4.277 millones
de euros) y que permiten alcanzar más del 10% de capital principal, de
acuerdo con la normativa vigente.
Además, esta cantidad hará
posible superar las pruebas de estrés a las que habrán de someterse las
entidades financieras españolas. Asimismo, el Consejo ha acordado
materializar, con carácter previo, la transferencia de todo el negocio
financiero de la Caja a un banco, al objeto de poder dar entrada en su
capital al FROB.
A partir de este momento, CAM se incorpora al
proceso de reestructuración bancaria y reforzamiento de recursos
propios, como están haciendo otras entidades del sistema financiero
español.
Caja Mediterráneo considera que, con esta cobertura,
su potencial y su amplia red comercial y experiencia en los mercados
financieros, donde es la única caja que cotiza, dispone de elementos
suficientes para consolidar este proyecto.
Además, desde el
momento de concesión de la cobertura y hasta su materialización en
forma de desembolso, hay plazo para que pudieran sumarse al proyecto
otros posibles partícipes que aporten las adecuadas sinergias y
compartan con CAM la filosofía de transparencia que exigen los
mercados. La posibilidad de sumar nuevos socios está abierta y la
Entidad propiciará su integración si con ella su proyecto de futuro
gana en tamaño y solidez, continuando con su tradicional política de
integraciones.
Visto el fracaso de la CAM y las dificultades de Bancaja, ahora se comprende por qué en la Comunitat Valenciana prácticamente nadie abogó por una fusión entre las dos principales cajas valencianas, como ha sucedido en Galicia, Cataluña o el País Vasco. Habría sido, sin duda, una fusión fría abocada a la ruina.
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