JUAN BENITO RODRÍGUEZ MANZANARES . /EPDA En este artículo no voy a hablar de un gran monumento, de una ciudad
o comarca impactante o de un BIC, pero sin lugar a dudas es una de
las paradas obligatorias para todos los nativos y visitantes de la
ciudad de Valencia, sobre todo para los amantes de los animales y de
las curiosidades. Hoy vamos a conocer el bajorrelieve llamado «La
casa de los gatos», a la cual también se la denomina en ocasiones
«La gatera».
Comenzaré por comentar que, en el barrio medieval del Carmen, en
Valencia, encontramos la Calle Museo, en la cual hallaremos el
Palacio de Forcalló; el antiguo Convento del Carmen, hoy
reconvertido en el Centro del Carmen de Cultura Contemporánea
(CCCC); la iglesia del Carmen y mucho más, y entre ese «mucho más»,
cabe destacar la miniatura llamada, Casa de los gatos.
Cuando la noche se aventura a cubrir el barrio del Carmen, es fácil
comprobar el porqué del nombre del bajorrelieve, pues los gatos del
barrio y alrededores llegan hasta él para usarlo como gatera, la
cual comunica la Calle Museo con un solar privado perteneciente a
Alfonso Yuste Navarro. La valla de este solar, no muy alta, está
pintada de azul salvo la puerta que lo está en verde y naranja.
Ahora bien, esta gatera es algo muy especial con su forma de casa en
miniatura, con planta baja y dos pisos, la cual tiene un tejado de
teja en dos alturas y una diminuta chimenea en su lado derecho.
Esta pequeña maravilla tiene todo lo que a una casa de estas
características se le pueda pedir. La puerta principal, que es la
entrada propiamente dicha de la gatera, tiene dos portalones que
siempre están abiertos. La puerta está diseñada con un arco de
medio punto con sillares en todo su perímetro. En lo alto de la
misma hay un escudo heráldico con una cruz en medio que bien podría
representar a la valenciana Orden de Montesa, o cualquier otra orden
española o mundial, pues los apellidos «Yuste» o «Navarro» no
tienen una cruz en su heráldica, aunque también podría ser fruto
de la casualidad. Sobre el escudo hay un yelmo.
A la derecha de la puerta a la altura del escudo de armas, en un
azulejo está pintado el número que le corresponde a ese solar, el 9
de la citada Calle Museo. Y a la izquierda hay varios elementos. Uno
de ellos es un azulejo con la leyenda «Asegurada de incendios»,
algo que durante largo tiempo era muy usual que lucieran las casas de
Valencia. A la izquierda de éste encontramos un conjunto de seis
azulejos con la imagen de cuatro gatitos y la siguiente leyenda en
valenciano:
«A la memoria dels cuatre gats que quedaren al Barri del Carme l’any
MXCIV. Mai se les va a sentir un miau mes alt que altre»
«(En memoria de los cuatro gatos que vivieron en el Barrio del
Carmen en el año 1094. Nunca se les escuchó un miau más alto que
otro)».
De esta leyenda hablaremos más adelante.
Bajo este mural de azulejos hay una fuente que simula ser de mármol.
En la primera planta hay un balcón corrido que tiene dos puertas de
doble hoja a través de las cuales se pueden ver cortinas a ambos
lados de las mismas. Y la segunda planta está compuesta por tres
pequeñas ventanas de doble hoja, desde una de ellas se puede ver una
foto de Charles Chaplin (1889-1977), siendo la única persona que
habita esta diminuta Casa de los gatos.
El límite de esta casa-gatera también está definido por sillares y
tras el límite izquierdo, sobresaliendo bastante más de lo que hace
el altorrelieve de la casa, se encuentra lo que podría ser el corral
de la misma, el cual luce una puerta realizada como si fuera una
verja con un gran dintel de madera, pero en realidad es una jardinera
a la que nunca le faltan plantas.
Ahora hay que comentar algo sobre su historia. El escultor Alfonso
Yuste Navarro en un principio vivía en una casa que había en la
acera frente a la actual gatera, pero aquella casa finalmente se
convirtió en un edificio, pasando el escultor a vivir arrendado en
el solar que había justamente enfrente. Y ya en su nuevo domicilio
pudo comprobar que había un agujero en la valla por el que los gatos
se colaban en el huerto de su casa taller, donde cultivaba tomates,
calabazas, pimientos y fresas. Además, tenía tres gallinas llamadas
Catalina, Marifé y Matilda que todos los días le proporcionaban
huevos frescos. Así pues, un buen día, posiblemente en 2003,
decidió realizar el bajorrelieve y ocuparse de su mantenimiento,
pues no son pocas las veces que actos vandálicos lo han deteriorado.
Con respecto a la leyenda anterior del mural de azulejos, hay que
decir que ésta posiblemente hace referencia a la historia que
protagonizara el Rodrigo Díaz de Vivar (ca. 1048-1099) llamado «el
Cid Campeador», pues tras conquistar Valencia en 1094, pensó que en
la misma había muchísimos gatos y que estos eran portadores de mal
fario, mandando matar a todos los gatos de sus nuevas posesiones. De
esta matanza tan sólo se librarían cuatro gatos, es decir, un
número indeterminado de gatos ejemplarizado por el número cuatro.
Aquí procede comentar que en Valencia tenemos un dicho que dice:
«No som quatre gats» («No somos cuatro gatos»)
Que hace referencia a que no somos pocas personas, cuando queremos
hacer notar que el grupo en concreto al que hacemos referencia era
bastante más numeroso de lo que pudiera parecer. Igual esta
expresión proviene de esta leyenda.
También sabemos de boca del mismo Yuste que un inspector de
patrimonio le dijo que se había encargado de unir su gatera a los
monumentos de Valencia.
Además, hay una anécdota muy tierna, pues un niño en cierta
ocasión dejó en la puerta de la gatera una carta dirigida al
«Ratoncito Pérez» en la que le prometía cepillarse los dientes, y
Alfonso muy amable le contestó al niño como si fuera el ratoncito
Pérez, poniendo en la carta explícitamente que, si no eras Kiko, el
nombre del niño, no la cogieras.
Valencia es sinónimo de gran y pequeñas obras que seguirán
incrementando nuestro patrimonio histórico-artístico.
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