Javi Viza, concejal y portavoz del PP en Albalat dels Sorells. EPDA Con la celebración del Día Internacional del Orgullo LGBT aparecen cada año muchos trogloditas que se resisten a salir de la caverna. Es entonces cuando recobra importancia el mito de la caverna de Platón, cuyo objetivo era mostrar en sentido figurativo que nos encontramos encadenados dentro de una caverna, desde que nacemos, y cómo las sombras que vemos reflejadas en la pared componen aquello que consideramos real.
Platón también usa esta alegoría para explicar cómo es para el filósofo y maestro guiar a las personas al conocimiento (educación), intentando liberarlas de las ataduras de la realidad de la caverna. Según el filósofo, la gente llega a sentirse cómoda en su ignorancia y puede oponerse, incluso violentamente, a quienes intentan ayudarles a cambiar.
A pesar de que España es un país avanzado en reconocer los derechos de las personas LGTBI, queda mucho camino por recorrer hacia la igualdad real. El asedio que las personas homosexuales continúan sufriendo en los colegios, la discriminación en el trabajo y la exclusión de servicios públicos, son algunos ejemplos de las situaciones de desigualdad con la que continuamos encontrándonos.
Por eso, desde las instituciones tenemos que seguir trabajando en pro de la igualdad legal y social entre todas las personas. Hay que impedir que las convicciones morales o ideológicas sigan poniendo impedimentos al avance de la igualdad, que es el camino de la democracia. Si bien es cierto que la igualdad legal es ya una realidad, la igualdad social y real del colectivo LGTBI es aún una asignatura pendiente que hay que abordar con urgencia y decisión.
Debemos entre todos normalizar la situación y también hablar de la homosexualidad sin que sea tema “tabú”. Porque lo que no se nombra, no existe, y ahí radica la importancia de que estemos porque la invisibilidad nos relega a un segundo plano ocultando nuestra existencia a la sociedad.
Los pueblos son los espacios más cercanos a la ciudadanía y por eso los ayuntamientos tienen que jugar un papel importante en la normalización. Por eso, es preciso su compromiso en dar respuesta a la población LGTBI en todo aquello que sea de su competencia. Por todo esto, como concejal de Albalat dels Sorells, me siento orgulloso de que en mi ayuntamiento cuelgue la bandera del arcoíris, como muestra pública y visible que lanza un mensaje a la ciudadanía claro, que es promover el respeto y erradicar la homofobia, porque amar no es delito.
En 2019 tuve el inmenso honor de leer el manifiesto al ser el primer concejal gay, visible, del ayuntamiento. Momento para recordar a la izquierda que se apropia de este colectivo que, al Partido Popular, clases de libertad, respeto, integración y tolerancia, ninguna.
No debemos olvidar que el amor es la fuerza más poderosa del mundo. No entiende de ideología ni de sexo.
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