Uno de los menús elaborados siguiendo la filosofía de la cocina contra el cambio climático. / epda Si los que ya sumamos algunas décadas echamos la vista atrás para volver a entrar en la cocina de nuestras abuelas -en determinadas épocas era extraño ver a los abuelos entre fogones- seremos pocos los que no recordemos el aroma que salía de esas cacerolas puestas al fuego desde primera hora de la mañana. Cocción lenta para unos productos de temporada, que habían sido cogidos en el huerto familiar uno o dos días antes, con los que se elaboraban las recetas tradicionales de la cocina valenciana que tanto añoramos en la actualidad.
Sin ser conscientes de ello, esas abuelas que conquistaron nuestros paladares con sus platos cocinaban contra el cambio climático y, en la actualidad, podrían haber sido las mejores maestras para un movimiento que pretende concienciar sobre la importancia de poner en práctica una alimentación que suponga una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en todas las fases de la cadena alimentaria.
Los defensores de esta corriente ponen énfasis en la necesidad de cambiar un modelo de alimentación “basado principalmente en alimentos de origen animal” que “no es sostenible para el planeta”. Organismos internacionales como la ONU reconocen que “la ganadería es una de las causas más importantes de problemas ambientales”. También se alude a problemas de salud derivados de la ingesta excesiva de proteína animal. Un estudio de Alsalma 2,0 advirtió que “el 95% de los niños españoles de 0 a 3 años ingieren diariamente una cantidad de proteínas cuatro veces superior a la recomendada internacionalmente”. Otro estudio publicado por Aldadino fija en sus conclusiones la obesidad infantil como un problema de salud pública mundial, y asocia la misma a otras enfermedades tanto en la niñez como en la vida adulta.
Este movimiento ha aterrizado recientemente en la comarca de l’Horta Nord, concretamente en la población de Godella -ejemplo de fomento de hábitos saludables y de potenciación de los productos de la huerta-. De la mano de su alcaldesa, Eva Sanchis, y con la colaboración de la Asociación Catalana de Comedores Ecológicos, ha arrancado un proyecto de cocina contra el cambio climático pionero en la Comunitat Valenciana.
La experiencia piloto, que liderará este municipio de l’Horta Nord, pasará por ofrecer formación a los responsables de seis cocinas de distintos pueblos de la comarca con el objetivo de “reducir su imprenta hídrica y medioambiental, y apostar por productos de proximidad y de temporada”, explicaron desde el consistorio de la población.
Entre las cocinas seleccionadas, habrá la de un hospital, escuelas, restaurantes, etc... y también la de la residencia para personas mayores ‘La Saleta’, ubicada en la urbanización godellense de Campolivar.
“En una primera fase se impartirá una formación para proponer cambios en los menús, fomentando el consumo de proteína vegetal en lugar de animal, pues está demostrado que en el primer caso, el proceso de producción consume mucha menos agua y energía y es más respetuoso con el medio ambiente”, según manifestó Eva Sanchis.
El proyecto está financiado por la Diputación de València y se pondrá en marcha en distintos puntos de l’Horta Nord. De manera simultánea, también se llevará a cabo en la zona del Maresme (Barcelona) y en Lleida. En total, serán 26 las cocinas que tratarán de revertir, con los productos ofrecidos en sus menús, el cambio climático.
“Tenemos que ser muy conscientes de lo que comemos, no solo para llevar una dieta saludable, sino también para tratar de reducir las emisiones de CO2. Con este objetivo lideraremos con mucha ilusión este proyecto que pone de manifiesto la importancia de la cocina y los hábitos alimentarios en la lucha contra el cambio climático”, añadió la responsable municipal de Godella.
Después de una primera fase de diagnosis en que se hará una valoración de cómo están trabajando las distintas cocinas, tendrá lugar la formación donde se propondrán los cambios en los menús y, por último, se hará una valoración de cómo se ha reducido la imprenta hídrica y medioambiental, según recoge la memoria del proyecto.
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