Suana Gisbert. EPDATodo el mundo sabe qué es una colada. Lo sabe, y lo sabía de siempre, aunque ahora la palabra haya adquirido una acepción nueva que poco podíamos haber imaginado.
La colada, era -y es- la ropa que teníamos por lavar, o la que que ya habíamos lavado. Es decir, algo tan cotidiano que una no se para a pensar. Pero, de pronto, en estos tiempos en que pasan cosas que jamás habríamos imaginado, un volcán se pone en erupción y descubrimos que “colada” es la masa de fuego y destrucción que avanza por tierra y mar sin que nadie pueda evitarlo. Como si se tratara de una cruel broma del diccionario, la colada es de lava, algo más que la tercera persona de indicativo del verbo lavar. Pero esta lava y su colada no tienen más relación con la limpieza que la de que limpian de vida todo lo que encuentran a su paso. Pura paradoja.
Pero, al igual que nos hemos acostumbrado a oír hablar de cosas como lava, colada, ceniza, sismo, terremoto, erupción, lengua o evacuaciones, nos hemos acostumbrado a ver esas imágenes que antes nos impactaban. Empezaron abriendo informativos y ocupando gran parte de su tiempo, fueron perdiendo minutos y ahora se limitan a una imagen pequeña sobrepuesta a un lado de la pantalla mientras las demás noticias siguen circulando. No es que no les dediquen atención, pero cada día le hacemos menos caso. Y no sé si es ley de vida, o la naturaleza humana, que se hace a todo.
No es la primera vez que pasa. Y no será la última, desde luego. La actualidad y la inmediatez de oferta y demanda de noticias exige mucho, y la batalla de las audiencias todavía más. Así que hay que prestar atención a otras cosas mientras la situación sigue alarmando tanto o más.
Es evidente que no se pude parar el mundo, aunque para muchas personas que viven en La Palma se haya parado, y eso es lo que no podemos olvidar. No podemos dejar de pensar en el drama humano que supone toda esa pérdida.
Recuerdo que alguien dijo que el guionista de 2020 se había lucido. Pero el de 2021 le anda a la zaga. Me empieza a costar bromear con la abducción extraterrestre o el apocalipsis zombi porque, visto lo visto, todo puede pasar.
Mientras, no olvidemos a todas esas personas para las que el volcán en la Palma es mucho más que una imagen impresionante en televisión. Y no solo hoy. Necesitarán apoyo durante mucho tiempo
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