Una mujer se protege del sol en una calle de València. EFE/ Ana Escobar/Archivo
La crisis climática tiene ya un
impacto directo e indirecto sobre la salud de las personas y potencia la
expansión de las enfermedades tropicales y parasitarias, una situación
"preocupante" por ser un "fenómeno complejo y heterogéneo que ya
es tarde para revertir".
Sin embargo, aún se puede
"mitigar" para que no vaya tan rápido, según señala a EFE el
presidente de la Federación Mundial de Medicina Tropical y experto de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), Santiago Mas-Coma, para quien la gran
mayoría de países "no está dando respuesta" a la que a su juicio es
"la prioridad número uno mundial desde hace años: el impacto del cambio
climático".
El experto alerta del distinto
efecto que tiene ese problema global: mientras en países del sudeste asiático
se traduce en monzones y lluvias torrenciales, en la región andina lo hace en
una grave sequía que está obligando a cambiar la fuente de alimentación, y en
el sur de Europa se refleja en las altas temperaturas y el calentamiento del
mar Mediterráneo.
CÓMO LA SEQUÍA CAMBIA LA
ALIMENTACIÓN
Más-Coma ha estado recientemente en
Bolivia, donde ha encabezado una expedición oficial de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) que, durante cerca de un mes, ha analizado los efectos que
está teniendo la sequía en una zona rural a 4.000 metros de altitud, junto al
lago Titicaca.
Allí, la sequía no permite a su
población, los aimaras, producir la papa, un alimento esencial, lo que les ha
llevado a "cambiar su supervivencia: de depender de los vegetales ahora lo
hacen del ganado, y han incrementado de forma importante la cantidad de ganado
bovino y ovino".
"Esto tiene una repercusión
enorme en las enfermedades zoonóticas, propias de los animales y que, en zonas
rurales de este tipo, pasan fácilmente a los humanos", señala el experto,
que esta semana ha participado en el cuarto Congreso de Cooperación Internacional
celebrado en València.
Según explica, en ese lugar la
crisis climática provoca "un efecto indirecto sobre la alimentación. La
gente tiene que cambiar su fuente principal de alimentación, lo que incrementa
el riesgo de que las enfermedades de los animales pasen al hombre".
EL IMPACTO DE LA PLUVIOMETRÍA
Por contra, continúa el experto, el
cambio climático está "impactando sobremanera" en la zona que va
desde Pakistán hasta Filipinas y la ha convertido en una "zona caliente en
el mundo", pero no por las altas temperaturas, sino por la pluviometría.
En noviembre del pasado año Mas-Coma
trabajó como asesor de la OMS en Filipinas, en la zona del sudeste asiático
donde son abundantes los monzones y cuya frecuencia e intensidad está
cambiando, ya que "empiezan antes, terminan más tarde y son muchísimo más
intensos" y pueden dar lugar a epidemias por enfermedades de transmisión
hídrica.
Según explica, los casos de la
cordillera de los Andes y del sudeste asiático son "pinceladas" para
reflejar que la crisis climática es "muy compleja y global, a nivel
mundial" y que en el caso del sur de Europa afecta esencialmente a las
temperaturas.
En este último aspecto, el
catedrático de Parasitología de la Universitat de València (UV) subraya que es
"muy preocupante" el incremento de la temperatura del agua de océanos
y mares como en el Mediterráneo.
ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN
VECTORIAL
Respecto a las enfermedades de
transmisión vectorial, las causadas por artrópodos, insectos o moluscos,
Santiago Mas-Coma explica que el cambio del régimen de temperaturas
"modifica las poblaciones de estos vectores".
En caso de que esa modificación vaya
en el sentido de favorecer su multiplicación, significa que "tienes más
poblaciones de vectores y más transmisión de la enfermedad, y por tanto sube la
prevalencia y la intensidad y al tiempo se expansiona la distribución
geográfica".
Recuerda que el Centro Europeo para
la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), con sede en Estocolmo
(Suecia), dispone de un listado de 400 enfermedades con potencial para entrar
en Europa, entre ellas la malaria, la schistosomiasis, la enfermedad de chagas,
la leishmaniasis, el virus del Nilo Occidental o la fiebre amarilla.
Respecto a los vectores, señala que
son invertebrados con rango de temperatura y de humedad "muy
restringidos", lo que significa que sobreviven a una temperatura mínima y
máxima determinada y, por ello, "si cambia el régimen de temperaturas, se
modifican las poblaciones de estos vectores".
"El cambio climático y el
ascenso de temperaturas está potenciando la entrada en Europa de enfermedades
que hasta hace poco se producían especialmente en zonas tropicales y
subtropicales", añade.
¿HAY RAZONES PARA PREOCUPARSE?
El asesor de la OMS contesta con un
"no" rotundo a la pregunta de si se puede revertir la situación.
"La gente tiene que meterse en la cabeza que hemos tardado demasiado y
hablamos de un fenómeno que tiene demasiada potencia. El hombre no puede
modificar una cosa a esta escala, es imposible".
Sin embargo, añade, "lo que sí
podemos es mitigarlo para que no vaya tan rápido como está yendo", aunque
afirma que para lograrlo sería necesario que los responsables de las
administraciones "se pusieran de acuerdo. ¿Esto es viable? Seamos pragmáticos,
ni en sueños".
"Los científicos estamos
clamando y no paramos de hacer publicaciones internacionales sobre el impacto
de todo esto para decir a los gobernantes que o se toman cartas en el asunto o
lo vamos a pasar todos muy mal", alerta.
Para paliar la sequía, una de las
soluciones que propone es incrementar el número de desaladoras, "que
funcionan a coste cero porque toda la energía se saca de paneles solares",
y recuerda que España fue el mayor productor de energía renovable del mundo
"hasta que a un ministro se le ocurrió poner un impuesto solar y hemos ido
hacia atrás".
También subraya la importancia de
que los aparatos de aire acondicionado estén tropicalizados (que pueden
soportar valores de hasta 60 grados) debido al progresivo incremento de las
temperaturas.
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