Susana Gisbert. EPDACon el final de año y la llegada de los Reyes Magos, es tiempo de pedir deseos. Y yo hoy me voy a hacer eco de uno muy especial. Además de los de paz y amor en el mundo, tan socorridos como, desgraciadamente, ignorados.
Confieso que el deseo no es mío, sino de una buena amiga y compañera de danzas regionales valencianas. Pero me gustó tanto que decidí y adoptarlo y, con su permiso, dedicarle mi artículo de hoy. Y es que queremos unadansaoraen el whatsapp. Si en su día se consiguió con la paella ¿por qué no intentarlo?
Podría decir que, si hay una bailarina flamenca en la aplicación, que utilizamos como comodín no solo para decir que vamos a bailar sino para expresar alegría o contento, no hay razón para que no haya bailarinas de otras procedencias. Pero me equivocaría porque, a pesar de lo que creemos por su aspecto, la flamenca de whatsapp no es flamenca, ni andaluza, ni nada que se le parezca. En realidad, fue concebida como una mujer que bailaba sin más especificaciones, pero sus características físicas nos llevaron a identificarla con una bailaora española, a pesar de que no lleva lunares, ni peineta, ni castañuelas. Curiosamente, en otros lugares, la identificaban como una bailarina de salsa.
Pero, sea como sea, no hay icono que se parezca a una mujer que baila jotas, odansà, o cualquier otro baile regional. Y nos hace falta. Tampoco hay un equivalente masculino, que con el icono del hombre que baila pasó algo parecido, y se relaciona solo con el baile discotequero.
Es verdad que tampoco hay bailarinas de ballet entre los emojis, pero sí que hay unas zapatillas y un vestido que expresa con claridad ese tipo de danza, que también practico y adoro.
Así que, queridos Reyes Magos, os transmito este deseo de parte de mi amiga, de la mía, y seguro que de muchas personas que le damos a la alpargata y las castañuelas, que igual bailamos jotas que seguidillas, mazurcas, boleros o fandangos. Y que queremos expresar nuestra alegría con una figurita que no parezca que se va a arrancar por sevillanas. Con todo el respeto para las sevillanas, faltaría más.
Ya sé que lo que pido es difícil, pero no vamos a ser pobres hasta para pedir, que la ilusión es lo que tiene. Pero más difícil es todavía conseguir la paz en el mundo, y todo el mundo la pide cada año. Ojalá este año lo consigamos. Lo uno y, por supuesto, lo otro.
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